Cartas a la prensa – Deportes – 2010

20100108. Inevitable cambio en reyes.

                                                Hay quienes se quejan de que la Cabalgata de los Reyes Magos, -entre otras, la de Madrid-, tenga ahora menos símbolos específicamente cristianos. “Olvidan” que las fiestas están pagadas y son de todos, y que por tanto ningún grupo, aunque antes fuera muy mayoritario, puede imponer su ley a los demás. Esos mismos protestadores ya no tienen la capacidad, que algunos todavía hemos conocido, de meter en la cárcel a quienes no piensen como ellos, y sus argumentos deben tomar ahora un tinte democrático que se les nota extraño, como siempre lo han sido respecto al verdadero cristianismo que, -como toda religión digna de ese nombre, no politizada-, exige se actúa por convicción interior, no por coacción. Y es lógico que la justa adaptación de las celebraciones a la realidad de la España actual se note más en esa Cabalgata, que recuerda un hecho tan secundario, incluso para los cristianos, como el de los tres Reyes Magos, que ni eran tres, ni reyes, ni magos, ni fueron ese día, ni…

20100109. Caramelos dañinos.

                            Todo exceso es contraproducente. Como los nuevos ricos que se entregan a groseros excesos consumistas, España, país en que una parte importante de la población padecía periódicamente hambre hasta hace unos sesenta años, tiene hoy una mayoría de personas con un insano exceso de peso.

                              Ejemplo menor pero significativo de ese excesivo consumismo alimentario, los caramelos, que hasta hace no tanto arrojaban, sólo ellos y con discreción, los Reyes Magos en las Cabalgatas, se han convertido en insensatos diluvios de caramelos lanzados por mil figurantes de esas Cabalgatas. Aparte de las molestias que ese masivo  lanzamiento produce en algunas personas, tal aluvión  de caramelos contribuye a crear malos hábitos de consumo en los niños, favorece el deterioro de sus dientes, etcétera. La obsesión por coger caramelos hace también que ni  niños, ni los adultos, presten la normal y adecuada atención al acontecimiento en sí, a la Cabalgata, y puedan verla en paz. Sin contar la proliferación de desaprensivos que incitan a sus hijos a llevar paraguas para jugar con ventaja; conducta incívica que los Reyes Magos debieran erradicar, rechazando echar caramelos hasta que  se enfundaran sus paraguas esos ventajistas cuyo gesto incívico ayuda a aumentar  ciertos medios de difusión.

20100304. Degradarse corriendo.

                                       En una entrevista aquí, el belga S. Engels se presenta modestamente como un ejemplo para todos, porque corre una maratón diaria.  “Nada violento es durable” decían ya los clásicos. Como otros ambiciosos exhibicionistas, que caricaturizan el deporte, no siendo en realidad un “Engels”, un ángel, habría que decirle, como Pascal, que “quien quiere hacer el ángel hace el bestia”. Con razón en su propio país muchos le consideran insensato y socialmente irresponsable. Dentro de muy pocos años habrá degradado su organismo corriendo, como otros en bicicleta u otros ejercicios practicados en exceso; y con él, habrán destrozado su cuerpo e incluso su mente los incautos a los que haya atraído a cometer esas barbaridades, y que no tendrán ni la mezquina compensación de un efímero renombre y cobro por su nefasta labor, que ese mal Engels, ese “malage”, viene a predicar incluso a España en nombre de la salud.

20100409. Presumir de lo que se carece.

                                                  Cada cual se enorgullece de lo que carece, e intenta que pase como mérito suyo aquello por lo que más justamente es criticado; así esas multinacionales petroleras que se pavonean de cuidar el medio ambiente, o esas organizaciones que, sin falsa modestia, se declaran de utilidad pública, benéficas o incluso santas. Por eso, busqué en vano el adjetivo “contra” en el titular de un periódico local: “Deporte y cultura se darán de mano en la concentración de vehículos 4×4”. Hay que tener mucho, mucho valor para escribir eso.

20100411. Denuncia del correr para morir.

                                 Desde hace años, primero en la prensa, y después también en las calles donde se realiza esa carnicería –bajo manto de deporte y salud, como antes osaban los “vaqueros” fumadores de las tabacaleras, también muertos por su práctica- denuncio esa barbarie, cuyo primer protagonista, como hoy otro en Madrid,  murió también en la meta, Atenas, tras correr por ser el primero en anunciar la victoria de Maratón, y cuyo desgraciado reinventor moderno, el del “jogging”, murió a los 53 años, en plena carrera, de un ataque al corazón.

                              Ayer me enteré de la muerte de un joven y premiado corredor en Sevilla, en la misma pista de entrenamiento. Hoy me presenté, pues, a la salida de esta trágica media maratón de Madrid, actualizando una anterior e irónica advertencia mía: “Héroes de Maratón, seguidme hasta el Panteón: yo corrí y yo morí, en Grecia y Madrid”, ”y ayer en Sevilla”,  añadiendo también otro cartel premonitorio,

en forma de esquela, y con un lazo negro: “Escarmentad en calavera ajena”. Después volví advertir a los corredores, a su paso de vuelta por la calle Menéndez Pelayo, poco antes de que un corredor de 31 años muriera al pisar la meta, y otros dos quedaran gravemente tocados. Y no conocemos, demasiados intereses silencian, la muerte o discapacidad de muchos otros corredores en la preparación o tiempo posterior a esos excesos antinaturales; imprudencias que intereses asociales fomentan, y después, como Pilatos, intentan lavarse las manos exigiendo firmar pliegos de descargo de responsabilidad a los participantes.

                                   El colmo es que todos los ciudadanos tengamos que pagar con nuestros impuestos los grandes gastos directos e indirectos que provocan esos espectáculos bárbaros. Y que incluso nuestro Ejército, en vez de eliminar cuando sea imprescindible a nuestros enemigos, colabore a matar o mutilar a nuestros mismos ciudadanos, aportando un gran número de soldados a esa prueba suicida, cuando hasta el mismo Ejército de la patria del “jogging”, Estados Unidos, prohíbe a sus soldados autodestruirse de modo tan insensato.

20100413. Corredores exhibicionistas.

                               Un deportista comodón escribió una carta a la prensa para protestar de la afrenta que suponía hacerle levantar media hora antes para la media maratón del 11 de abril. Me imagino la cara que habrá puesto cuando ha leído que, a pesar de esa medida, el aumento de la temperatura ha provocado graves daños en la salud a algunos corredores, además de un muerto. Ese “protestante” achacaba la medida a que los organizadores querían devolver antes las calles “a los coches”, pura tergiversación también, pues en realidad se devuelve a quienes nunca se les debiera haber quitado, a los  ciudadanos. Los corredores deberían ejercitarse  en los sitios adecuados, más ecológicos y más sanos, con más sombra, como El Retiro o la Casa de Campo. Pero personas como ese ciudadano –y sus patrocinadores- no buscan un sano deporte, sino exhibirse y gozar cercenando los derechos de tránsito de los demás.

20100414. Como evitar morir corriendo.

                        Ya que no intervienen las autoridades que debieran proteger nuestra salud, parece que sólo hay una manera de evitar que sigan dándose tantas muertes de corredores, de las que sólo conocemos una pequeña parte, cuando ocurren en una carrera oficial, como el pasado sábado en Sevilla y el domingo en Madrid: el que los familiares de los muertos, o las mismas víctimas de invalidez por ellas, pongan una demanda judicial por publicidad engañosa a los organizadores de esas carreras y maratones, y a las empresas que sacan tajada de esas muertes anunciándose en ellas. Fue esto  lo que, sobre todo, precipitó en los Estados Unidos y en Francia el declinar de los vendedores de esa droga legal tan letal, el tabaco.

20100429. Protestas incoherentes.

                                            Crecen las protestas contra la Unión Europa a medida que se va conociendo que por fin arrimar  el hombro contra la crisis, dando minicréditos (nunca mejor dicho) a los pequeños empresarios… por cien millones de euros, es  decir, el importe que aquí se ha gastado para dar empleo a un individuo, cuyo mérito es saber dar patadas, y no siempre al balón; extranjero tan “chulo” que ha tenido encima el valor de pegar carteles por todas partes con su foto y el lema provocador: “Mis expectativas son mayores que las tuyas”. Pero, ¿merece otra cosa una sociedad que tolera esa UE y esa empresa madrileña, de la que muchos se enorgullecen e incluso financian de distintas maneras?

20100430. Suicidios deportivos

                                               Bien ha hecho su familia al sacrificar el tener cerca sus restos, para no exponer más vidas en el intento de rescatar el cadáver del alpinista muerto en el Annapurna. Y valiente ha sido la confesión hecha a este respecto por otro conocido alpinista, guía y miembro de  la Real Academia de Doctores, César Pérez de Tudela, que reconoce que el montañista “derrocha valor y energía hasta límites que sobrepasan la razón”, y que  cada vez más “los deseos de récord y competición, que  son tan mediáticos como perniciosos” se han apoderado del deporte; esperando que el reconocimiento de esto lleve a que esa muerte sirva de aviso para evitar otras; todo lo contrario, añadamos, de lo que ocurre ahora, cuando su mitificación exaltadora lleva a otros incautos a emprender, por alcanzar quizá un momento de “gloria”, un penoso camino sin retorno.

20100513. Un país bien distraído.

              La misma noche en que el presidente, presionado directamente por los Estados Unidos y el FMI, impuso, contra sus repetidas promesas, un recorte social sin precedentes a las clases trabajadoras, escuché en la capital un gran griterío y petardazos. ¿Había comenzado la reacción popular, como en Francia, Grecia y otros países? No: había ganado el equipo de fútbol de las clases más “populares” de la ciudad. No cabe duda que somos un país bien… distraído.

20100528. Primas adecuadas.

                                  No sé por qué surgen ahora protestas en los medios contra las primas de más demedio millón a los jugadores si ganan el mundial, más de lo que les ofrece ningún país a sus futbolistas. ¿No ganan ya más aquí algunos futbolistas más que en ningún país del mundo, y más que lo que ganarían en conjunto esos 22 del equipo? ¿No es esa una prima adecuada? ¿Si así pueden seguir distrayéndonos adecuadamente, para que sigamos tolerando a ese otro equipo de dirigentes políticos y económicos que cada día nos sacan mil veces más?

20100618. Dos interpretaciones de una derrota.

                               Caben dos interpretaciones sobre la derrota de nuestros futbolistas. Una, la escenificaba hace tiempo un humorista con un jugador que decía a su entrenador: “-¿Cómo va a preocuparse dando pataditas al balón un millonario como yo?”; al igual que  en otras profesiones, los que tienen éxito y poca vocación se distraen llevados por la codicia, como otros, dicen, por su  novia (la de él, por supuesto). La interpretación más optimista es la de que, al menos inconscientemente, algunos jugadores hayan sentido vergüenza de que el Gobierno les haya ofrecido un premio en metálico superior al de ningún otro país si ganan, y no hayan querido colaborar en lo que no puede ser calificado sino por lo que es: una corrupción y un insulto a los ciudadanos que están padeciendo cruelmente la crisis y tendrían encima que pagar esa prima.

20100619. El entorno del Mundial.

                                Muchos factores juegan fuera de los campos de fútbol del Mundial, influyendo en sus resultados. Así los múltiples robos que pusieron nerviosos a algunos jugadores antes ya de empezar el torneo; delitos típicos de una Suráfrica en la que los blancos han debido ceder el poder político a la mayoría negra, pero la mantienen en gran parte en la miseria. Recordemos también la máxima prima ofrecida por cierto presidente de Gobierno a sus jugadores  si conseguían ganar el torneo y distraernos de la crisis, sin que esa oferta desorbitada consiguiera hasta ahora buenos resultados deportivos. Cabe asimismo mencionar, por su fuerte contenido  político y humano, la probable defección, como en otros Mundiales, de jugadores de un país totalitario. Y los intentos de algunos jugadores para imponer su ideología religiosa a patadas, grabando en sus zapatos su creencia en una determinada divinidad,  abuso que podría terminar por convertir esos encuentros en una cruzada más de las que tanto han dividido y ensangrentado el planeta, en vez de servir el deporte para unir a todos los hombres de buena voluntad, a escala mundial y dentro de un mismo país, como en España, colmando las esperanzas de todas las personas de buena voluntad.

20100704. Proclamas contemporáneas.

                         Si un ministro aprovechara una discusión de presupuestos, o un locutor un noticiero, para proclamar su ateísmo, nadie dudaría de que abusan de su cargo. Sin embargo, hay quienes se quejan de que no se permita el abuso de algunos futbolistas que quieren aprovechar el Mundial para lucir camisetas o hacer gestos ostensibles de sus creencias religiosas en el campo de fútbol. De imponerse su abuso de sus cargos, nuestras relaciones sociales acabarían convirtiéndose en un interminable, aburrido y crispador cruce de mensajes de propaganda ideológica.

20100712. Futbolistas generosos.

                                         Los españoles hemos apoyado nuestro fútbol desde hace mucho tiempo, colaborando a su actual éxito. Sería, pues, un gesto tan razonable como generoso el que los futbolistas de la selección nacional victoriosa dedicaran una parte de la prima sin precedentes que han recibido por ganar al fomento del  deporte entre los más jóvenes, mostrando que también ellos apoyan la afición y no actúan sólo por dinero.

20100712. Futbolistas generosos.

                                         Los españoles hemos apoyado nuestro fútbol desde hace mucho tiempo, colaborando a su actual éxito. Sería, pues, un gesto tan razonable como generoso el que los futbolistas de la selección nacional victoriosa dedicaran una parte de la prima sin precedentes que han recibido por ganar al fomento del  deporte entre los más jóvenes, mostrando que también ellos apoyan la afición y no actúan sólo por dinero.

20100804. Fútbol y ateísmo.

                             “Como creo en Dios, tengo la convicción de que Dios hizo el fracaso en Sudáfrica para salir campeones en el 2014”, cuando Brasil acoja el Mundial, ha dicho su presidente, Lula da Silva, en un desesperado intento por frenar la pérdida de fe local en que “Dios es brasileño”. ¿Frenará nuestro recién conquistado Mundial el tan espectacular avance del ateísmo en España, ya el 19 por ciento, y el 32 por ciento entre los jóvenes? Dios lo quiera…, al menos hasta el 2014.

20100830. Deportividad y brutalidad.

                      Cuando uno ve revolcarse de dolor en el suelo a un futbolista, con una lesión en el tobillo que le impedirá jugar durante semanas, no puede menos de lamentarlo. Pero cuando se da cuenta que se trata de un  jugador famoso por su prepotencia y dureza contra  los demás, espera –“no hay mal que por bien no venga”- que aprenda en carne propia y deje de dar ejemplo de falta de deportividad. ¿Verdad, Ronaldo?

20100906. Ejemplos mortíferos en carreras de vehículos.

             Hay que lamentar toda muerte y, por tanto, la del piloto japonés Tomizawa en un campeonato de motos. Pero mucho, mucho más hay que lamentar la muerte, todos los días, de muchos más motoristas y conductores de automóviles, que se matan e incluso matan a otros, inocentes,por imitar a quienes, por dinero y fama, se prestan a protagonizar esos espectáculos de velocidad. Demasiados intereses económicos impiden frenar esos miles de muertos y mutilados que siguen fomentando esas carreras suicidas y homicidas. ¿Hasta cuando?

20100919. Sonoras salvajadas nocturnas.

                                       Antes quemaban directamente a quienes no participaban en sus fiestas. Ahora, sin la sacrosanta excusa de una religión, no dudan en atentar contra la salud de miles de personas, incluso de los más débiles, enfermos, niños, ancianos, etcétera, interrumpiendo violentamente su sueño a media noche con el estruendo de centenares de petardos, como en la ciudad de Madrid  en la madrugada del domingo 19 de septiembre.  ¿Y qué hacen las autoridades ante esa salvajada insolidaria que nadie puede ignorar? No sólo la toleran, sino que incluso con frecuencia la financian con nuestros impuestos.

20101012. Juntos, campeones.

                                  Asistente habitual, como ciudadano y como sociólogo, al desfile del 12 de octubre en Madrid, he podido constatar con satisfacción este año como abundaban aún más que de costumbre las banderas de España, como si una parte de la población quisiera reafirmar el gran auge  tuvieron al ganar  el campeonato mundial en Sudáfrica, cuando, -según señalaron distintos analistas-, se utilizó prácticamente por todos en el mismo sentido, y no unos contra otros, como era una tan habitual como pésima costumbre.

                                  Significativo también al respecto, observé que al terminar el acto había cola de asistentes que querían retratarse bajo una de ellas, de unos cuatro metros, con el lema “Unidos, campeones”, lo que –como respondió uno de sus portadores, a mi pregunta- se refería obviamente al fútbol, pero apuntaba también a todos los demás campos; después he visto reproducida la imagen de esa bandera en varios diarios madrileños.

20101013. Sobre el “¡Juntos, campeones!”

                                      Queremos agradecer a LA RAZÓN la difusión que ha hecho de la pancarta que exhibimos algunos amigos el 12 de octubre con el lema “¡Juntos, campeones!”. Desearíamos también puntualizar que la hicimos expresamente para la Fiesta Nacional, no está “reciclada” de la celebración del triunfo español en la Copa de Fútbol. Con ella quisimos exhortar a la unión de todos en todos los campos de la vida, según entendieron muchos de los que nos aplaudieron y quisieron fotografiarse ese día con ella.

20101014. Cambios, no parches el 12 de octubre.

                              “No se puede poner el vino nuevo en odres viejos” dice el Evangelio… y el sentido común. La ministra de Defensa pone parches al legislar sobre   las borlas de los legionarios, y quiere hacer retoques insignificantes en la Fiesta del doce de octubre.

                               Seamos serios. El mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él, como dijo Obama en su discurso inaugural. No podemos contentarnos con cambiar la cabra de la Legión por un perro de San Bernardo. Hay que tener la sensatez y el valor de remodelar a fondo las celebraciones patrias, sin meros juegos de palabras, calificando ahora el antiguo Desfile de la Victoria o  de la Raza como, digamos, el Desfile  de las Fuerzas de Cooperación o el día de la Alianza de Civilizaciones. Seguir poniendo parches no hace sino seguir dando a los nostálgicos del pasado las armas con las que continúen incordiándonos, si no venciendo. Y nos  lo tendremos bien merecido.

20101015. Alonso es otra cosa.

                                   No somos “infantiles” por simpatizar con Nadal y los futbolistas de “La Roja”, pero no con Alonso, como nos acusa en su carta Rubén Fernández. Tenemos razones muy serias para ello. Porque, al revés que Alonso, ellos tienen buen carácter y son buenos compañeros, no fomentan un deporte de velocidad que causa miles de víctimas en las carreteras de todo el mundo, ni se han prestado como Alonso –mientras se le ha permitido- a publicitar una droga que mata cada año a seis millones de personas -entre ellas, dos parientes míos-: el tabaco. ¿Le parece todavía poca la diferencia?

20101122. La poca deportividad de Alonso.

                 Con curiosa reiteración aparecen en la prensa cartas que se quejan de que no se tienen con Alonso las simpatías, ni se perdonan sus fallos, como se hace con tenistas o futbolistas españoles de fama mundial. Ahora mismo acaban de salir varias cartas que destacan su buen perder, atribuyendo a eso su lógico interés por pasar página.

                Pero resulta que el vencedor, Vettel, que hace una semana alababa a Alonso como gran campeón del que se consideraba discípulo, ha revelado que Alonso no ha tenido ni la cortesía, como hacen los demás, de felicitarle por su triunfo. Alonso es un buen conductor, sí; pero, como demuestran este y tantos otros hechos parecidos, a los que hay forzosamente que remitirse, ¿es un buen deportista? “En la mesa y en el juego, se conoce al caballero”.