20011222. Vocabulario de fútbol.
Oído en una de las principales emisoras de la capital: “El Madrid ganó en Tenerife, la isla maldita”. Expresiones de ese tipo, como la de que “el Valencia humilló al Madrid” ponen de manifiesto la bajeza moral de quienes, por dinero, no dudan en fomentar la violencia y enfrentamiento dentro y fuera de los estadios, contribuyendo a transformar una competición realmente deportiva en un enfrentamiento que perjudica, social e incluso económicamente, al conjunto de España. Y, ¿cómo pedir a las autoridades que ayuden a limitar esos excesos, cuando muchos políticos lo fomentan para distraer de otros problemas y dividir y debilitar a un pueblo que, unido, pondría fácilmente fin a sus abusos?
20011218. Navidad insolidaria.
El Papa en persona ha denunciado que las armas matan a muchos más incluso ANTES de ser usadas, por la miseria y hambre que provocan su enorme coste y el uso para su construcción de recursos escasos no renovables. En modo parecido, los roperos del Norte están llenos a reventar, mientras mueren desnudos en el Sur; y en el hemisferio norte tienen graves problemas de sobrepeso hasta los perros, mientras que, en el otro, enferma y muere una gran parte de la población por desnutrición y hambre.
En estas condiciones reales, los grandes carritos de la compra que usamos en el Norte son, como y complementariamente a los carros de combate, las armas que mantienen y aumentan los excesos de pobreza y riqueza que perjudican cada día más al Sur e incluso al Norte. Al haber sido convertidas de hecho en las fiestas del superconsumo, las de Navidad son en realidad las ceremonias de la más despiadada insolidaridad, de los sacrificios humanos “de color” por quienes presumen de blancos, inocentes, buenos, máxime en esos días.
Lo que ya no se puede camuflar es que la estrella de Belén no es ya la de la paz, sino de la guerra, y que nos estamos estrellando yendo en una dirección cada vez más conflictiva, cuando el mismo Belén ha sido declarado territorio prohibido por una sacrílega guerra santa o cruzada que, disfrácese inmoralmente como se quiera de civilizada o justiciera, es cada vez más la expresión más terrorífica (para nosotros, al menos) del conflicto Norte-Sur. Sólo un cambio de hábitos de vida y consumo, tras la toma de conciencia de lo suicida y poco ético de nuestro actual modelo de desarrollo, podrá traernos un sostenible equilibrio económico y hasta sanitario, una paz psíquica y política en la que realmente y todos los días reine la fraternidad.
20011116. Real Madrid.
Dada la importancia fundamental que hoy ha adquirido el fútbol, por razones, en el fondo, nada sorprendentes, es obvio el interés que tiene lo que podría parecer un detalle, máxime si está relacionado con la política.
El Centenario del Real Madrid, y la recepción que le ha dado el Rey, merece, pues, una reflexión, para ir adecuando a nuestra, con altibajos, creciente realidad democrática aquellas instituciones, costumbres y títulos que se remontan a épocas no sólo muy distintas, sino directamente opuestas.
En efecto, el sistema monárquico tiene como principio básico la desigualdad, que con el monarca van compartiendo los ennoblecidos por él y copartícipes de sus privilegios, disfrutados –por supuesto- a costa de los demás. El mantener y reforzar como se ha hecho ahora esos títulos de nobleza, ya sea del “Real” Madrid, de la “Real” Sociedad de San Sebastián o del “Real” Betis Balompié es, dígase lo que se quiera, un anacronismo y un agravio comparativo a los demás Clubs, tan, o tan poco reales como los mencionados.
Si no fuera por la costumbre recibida acríticamente, no nos parecería hoy menos chocante e irracional el pegarle a un equipo deportivo la etiqueta de ese sistema político que el hablar de un Atlético Rojo (o Soviético), o un C. F. Español Católico. Ni el Madrid ni el Rey necesitan esa relación para mantener dignamente su posición en la sociedad, a cuyos actuales principios ya así contradicen. Y si uno u otro creen lo contrario, malo, malo, malo.
20011002. Vuelta ciclista invasiva.
Frente al Museo del Prado están aparcados a las nueve de la mañana seis grandes vehículos atestados de policías. Alarmado, pregunto a uno de ellos “-¿Un atentado?” “-No, son los ciclistas”. “-¿Tan malos son?”.
Pero el asunto no es para tomarlo en broma. La Vuelta Ciclista no empezará sino cinco horas más tarde. Pero en su larguísimo recorrido –que parece diseñado para molestar lo más posible- encuentro ya actuando a miles de funcionarios, pagados con nuestros impuestos, que nos están prohibiendo ya el circular por ciertas calles, y ya se están llevando con grúas nuestros coches, cuyo único pecado es estorbar… el máximo lucimiento de unos pocos, que van a ganar muchos millones haciéndonos gastar muchísimos más a todos los madrileños, cerrando o dificultando además el tránsito durante mucho tiempo a varios centenares de miles de ciudadanos a pie o en vehículos.
¿Para qué necesitamos nosotros hablar de corrupciones como la de Gescartera? Aquí tenemos, en éste y otros “ejemplos” patrocinados por el Ayuntamiento de Madrid, rápida, oficial y legalmente, casos no menos sangrantes de aprovechados que, encima, parece que no hay nadie que se atreva a detener.
20011002. Negocio con ciclistas.
¿Quién ha ganado realmente la Vuelta Ciclista a España? Los aprovechados de siempre. “Cuatro pillos, con la excusa del ciclismo, colapsan durante un día entero la capital para hacer negocio” debería haber sido el titular de la noticia, si los medios de difusión estuvieran realmente al servicio de los ciudadanos.
20011001. Vuelta ciclista.
Muchos, muchos millones de pesetas, por muy diversos conceptos, deberemos pagar a la fuerza todos los madrileños, perjudicados por unos pocos aprovechados. Además, muchos miles de madrileños y de visitantes hemos sido secuestrados, perdiendo las mejores horas de nuestro día de descanso, por el increíble cerco que durante tanto tiempo pusieron a la capital los (des)organizadores de la Vuelta Ciclista 2001.
Uno de sus (ir)responsables prometió después que no lo harían otro año de ese modo -¡faltaría más!- y pidió perdón por “los abusos, entre comillas” ¡Sin comillas, hombre, sin comillas! ¿Qué le pagan por permitir eso al alcalde de Madrid? ¿O es que permite esos desafueros simplemente para mostrar su poder, su capacidad de jorobar así a tantos ciudadanos? Ya que no funcionan otros controles, ¿cuándo los más demostrablemente perjudicados le exigirán por ello daños y perjuicios ante los tribunales?
20010905. Canal descarado.
Récord de cinismo, hay quienes nos evocan en un anuncio los mayores valores humanos –solidaridad, fraternidad- y divinos, religiosos… para vendernos la transmisión de unos partidos de fútbol. Es natural que el tiro les salga por la culata, y ese montaje del canal más… insensible acabe haciéndole perder abonados, por reírse así de los más caros sentimientos de casi todos los ciudadanos.
20010904. Dosis de caballo con fútbol.
¡Se han acabado las vacaciones! ¡De nuevo vuelven a perseguirnos y abrumarnos, embruteciéndonos a patadas! Si prometemos no preocuparnos de las cosas importantes, de economía ni de política, ¿no podrían disminuir los de arriba un poco esas dosis de caballo que nos inyectan, máxime por radio y televisión, de pelotazos (físicos)?
¡Por favor, suavicen algo la dictadura del fútbol!
20010730. Pólvora dañina en los festejos.
Un año más tenemos que ir ampliando la, hasta ahora, interminable lista de heridos, mutilados y muertos por unas fiestas que parecen conmemorar y hasta celebrar de hecho, sobre todo, la irracionalidad humana. ¿Hasta cuando, en efecto, se seguirá mostrando una irresponsabilidad tan gratuita como el emplear con esa insensata alegría la tan insegura pólvora? En realidad, segura es siempre la contaminación atmosférica que provoca, y el perjuicio que sus decibelios causan a la salud. Y seguros son también, en grandes números, esos “imprevistos accidentes” que -subrayémoslo para ver si entra en la conciencia de algunos responsables irresponsables- produce tantos heridos, mutilados y muertos.
El último, por ahora, accidente masivo, ha sido el de Villajoyosa, nombre hoy tristemente irónico, con 27 heridos, 23 de ellos graves, al estallar una cartuchera metálica “defectuosa y no homologada”, otro accidente no menos recurrente y seguro cada tanto. Por si todo esto fuera poco, coherente con este lamentable cuadro de irracionalidad, la “fiesta”, como en tantas otras partes de Levante, consistía en celebrar las sangrientas victorias, hace tantos siglos, de los cristianos contra los moros; postura tan políticamente incorrecta (y además anticristiana, dicen o deberían decir quienes se consideren tales, empezando por un clero mudo o cómplice); incorrecta sobre todo en estos últimos tiempos, en que esas conmemoraciones sirven a maravilla para justificar de alguna manera no confesada el abuso contra los actuales moros cautivos y explotados ahí mismo por el sistema económico imperante.
20010710. Fútbol y espectáculo.
Cuando un futbolista serbio ultranacionalista, partidario del criminal de guerra Milosevic, afirmó, muy serio, –en lógica aplicación a su persona de sus orgullosas teorías racistas-, que él valía los cuatro mil millones que el Real Madrid había pagado por ficharlo, se le comparó desde la prensa con el burro portador de la Custodia del Corpus Christi, tan burro que se creía que la gente se inclinaba ante él y no ante ella.
Ahora que el Real Madrid ha pagado varias veces más por otro futbolista, quizá comprenda que no es sino un instrumento más de un negocio multimillonario, que pone precios estratosféricos para prestigiar sacar milagrosos rendimientos de unos hombres cuya sublime tarea consiste nada menos que en dar patadas a una pelota. Como milagrosos eran, y son en parte aún también, los resultados obtenidos con las Custodias de oro, y de las inmensas catedrales, mientras a sus puertas morían hambrientos los templos vivos de Dios, negocio “religioso” lo más contrario al Evangelio, según denunciaban santos como Francisco de Asís o Buenaventura, a los que la empresa de sacerdotes propietarios de los templos perseguía –como a Jesús- para usurpar después su nombre, cuando la muerte les hacía callar, en beneficio de su multimilenaria multinacional.
Ni que decir tiene que estos espectaculares negocios del espectáculo, deportivo o “religioso”, han sido siempre promovidos y millonariamente subvencionados por los gobiernos, para que, embobado el pueblo con tan lujosas representaciones, “a lo Cecil De Mille”, desahogue en ellas sus frustraciones reales y no se le ocurra interesarse por los verdaderos principales causantes de sus problemas. Lo prueba hoy el que tantos vitoreen entusiasmados al Real Madrid vencedor, mientras que a las puertas de esa catedral del fútbol del Bernabéu en vano reclaman desde hace meses más de mil familias el dinero que se les debe, una cantidad ridículamente inferior a la pagada por el nuevo ídolo con el que adornar ese templo deportivo, más de doce mil millones que provienen directamente de acuerdos con las autoridades imperantes, es decir, de lo sacado a la fuerza, “impuesto”, a todos nosotros. “España va bien” sonríe, como sabe, el señor Aznar.
20010627. Los españoles rechazamos el boxeo.
¡Nos calumnian! Por dinero, una emisora capitalina* no ha dudado en insultar al pueblo español pretendiendo que “media España” había seguido un combate de boxeo. Sólo pequeños grupos marginales, nada representativos, siguen interesados en un bochornoso espectáculo, más contrario aún a la humanidad y a la dignidad humana que el mismo toreo que, siendo todavía -por desgracia- más admitido, sólo cuenta ya, según las últimas encuestas, con un 12% de seguidores.
20010510. Exhibicionistas gorrones.
Tan descarados exhibicionistas y encima gorrones nos tienen hartos. En lugar de practicar educadamente sus aficiones en tantos lugares como tienen para ello, como los parques y polideportivos, unos pseudo deportistas procuran fastidiarnos lo más posible interrumpiendo innecesariamente nuestro derecho de tránsito por la ciudad siempre que pueden, y gastando millones de nuestro dinero en los servicios de orden que ello conlleva. Y como eso aún les parece poco, estos días están indignados porque encima pretenden que, cuando vayan a exhibirse, tengan los transportes gratis, es decir, de nuevo a costa de todos, a lo que, como es de justicia, se niegan las autoridades. ¡Estamos frescos con estos frescos!
20010413. Puntos del fútbol.
La reciente adopción en los torneos de fútbol del sistema que otorga tres puntos al vencedor y sólo uno a los equipos que empatan está obviamente destinado a fomentar la competencia, evitando que se contenten con repartirse los dos únicos puntos que antes estaban en litigio.
Yo propongo avanzar más en esa línea de favorecer la competitividad y brillantez del juego, con un procedimiento tan sencillo como eficaz. Este nuevo procedimiento consiste simplemente en otorgar un punto más al equipo que no sólo triunfe, sino que lo haga de modo sobresaliente, “por goleada”, con más de tres goles que su contrario. De este modo los equipos que vayan venciendo en un partido tendrían un estímulo suplementario para seguir jugando mejor, mientras que el equipo que se sintiera ya inevitablemente derrotado no dejaría de luchar, para evitar al menos el dar a su contrario ese triunfo suplementario.
20010408. Maratón de fastidiar.
Siempre lo he sospechado, pero agradezco al señor Gonzalo Martínez Muñoz que lo haya probado tan brillantemente en su carta. Sí: son los mismos que antes nos quitaban el sueño con el rosario de la aurora y después nos denunciaban por la inmoralidad de nuestro bañador. En realidad, les importa un pito la religión o la moral: su deporte es jorobarnos. Ahora, corren felices todas las maratones que nos impiden desplazarnos, siempre molestas para muchos, y a veces causando graves perjuicios a algunos.
No satisfechos con eso, todavía la emprenden con el ayuntamiento, que no contribuye todo lo que ellos quisieran a su deporte favorito de perjudicarnos, quejándose ahora de que las autoridades permitan que circulen en vías paralelas vehículos… cuyos gases puedan molestarles a ellos. Sería inútil decirles lo obvio: que para hacer ejercicio con aire puro está el campo, o incluso los parques y polideportivos urbanos, mucho más cercanos y cómodos para ellos, para no hablar de los demás; sería en vano, incluso contraproducente, porque su afición real siempre es alcanzar el récord de jorobar lo más posible al prójimo.