Cartas a la prensa – Demografía

19960506. Graves errores sobre los anticonceptivos.

                    El día 22 de abril de 1996 EL PAÍS publicó una noticia, breve en su contenido, pero en el lugar más destacado de página impar, la 37, con el título de ANTICONCEPTIVOS Y ABORTO. El texto tenía una serie de graves errores que, en tema de salud tan delicado y tan ideológicamente controvertido, tendían a agravar esos problemas sembrando la desinformación y angustia en no pocas usuarias.

                    En efecto: después de decir que «algunos» anticonceptivos orales mixtos «pueden doblar los riesgos de sufrir una trombosis», formulación que ya de suyo tiende irresponsablemente a sembrar una injustificada alarma, por no especificar a cuáles se refiere, la nota terminaba afirmando: «un 41% de las usuarias tiró las pastillas a la basura. Otro 61% no terminó las dosis prescritas».

                    Por supuesto, hay ya un garrafal error matemático al hablar de un 41% y «otro» 61%»; nuevo error alarmista explicable también por la neta posición tan parcial y negativa del (ir)responsable de la (des)información, tan visible en su expresión «tirar a la basura» las pastillas. Se diría redactado por un clérigo fanático para una Hoja Parroquial. Más aún, la formulación de la «noticia» parece indicar que ese enorme porcentaje (más del cien por cien) de usuarias que tiraron o descontinuaron las pastillas -como si ambas coas no fueran lo mismo, nueva desinformación- se refiere al conjunto de TODAS las usuarias de TODO tipo de pastillas, y no sólo de las 800 mujeres que las dejaron para practicarse un aborto.

                    Llamé al día siguiente a EL PAÍS, y en la sección Sociedad, una periodista, que no se identificó, tuvo que reconocerme -como es obvio- esos errores «por las prisas en resumir la información» y me aseguró que iban a corregirlo. Como, a la vuelta de un viaje, no he podido encontrar esa rectificación revisando los números de EL PAÍS, pongo el hecho en su conocimiento, ya que esto último me parece un grave fallo ético que se añade al profesional reflejado por los múltiples y enormes errores (des)informativos ya reseñados.

19970213. Alarma poblacional, sí; pero por exceso.

          Su editorial sobre el problema de población analiza la complejidad de los factores demográficos, como jubilación, empleo e incentivos a la natalidad. También indica algo, en el fondo obvio, que desearía subrayar: la baja de natalidad es coyuntural. No puede ser de otra manera, pues a muy largo plazo no quedaría nadie, como se alarman algunos y esgrimen con astucia en provecho propio los políticos poblacionistas, como Pujol. A los pocos realmente ignorantes hay que tranquilizarles: no habrá suicidio colectivo. El problema está en saber cuándo el descenso de nacimientos será un debilitamiento preocupante, como pretenden lo es ya ahora los poblacionistas, o hasta cuando seguirá siendo una dieta saludable para perder un volumen excesivo que nos debilita y enferma.

          A esto dan una clara respuesta los índices empleados en demografía: un país está superpoblado, en relación a los recursos -materiales y otros- realmente existentes, en el grado que exista desempleo, hacinamiento, contaminación, erosión de los suelos, etc. Júzgese pues cómo está España.

          Tras las «alegrías demográficas» del franquismo tardío, que en veinte años nos engordó de 30 a casi 40 millones, la baja natalidad actual es pues una de las más firmes esperanzas que tenemos de un futuro mejor, y un ejemplo que nuestro pueblo -desoyendo las trasnochadas ideologías de algunos de sus gobernantes- da a un mundo que, según han reconocido desde Einstein a Popper, tiene como su principal problema, y auténtica «alarma demográfica», la superpoblación.

19980515. Pruebas de alcoholemia.

               Realizar un fuerte control de alcoholemia la noche de san Isidro me parece bien; avisar antes, puede ser bueno como campaña educativa, siempre que después se renueven esos controles sin aviso, para que no sea todo un cachondeo. Pero lo que ya de entrada no es de recibo (proyectando, pues, fundadas sospechas sobre la seriedad del conjunto de la operación), es decir que los datos resultantes permitirán comparar Madrid con otras ciudades europeas en las que se realiza esa misma noche esa operación.

                  En efecto: aun en el supuesto de que en las demás ciudades se avise también previamente a los conductores. sus índices de atención a los medios de difusión, y por tanto, la eficacia de ese aviso, es muy diferente del de Madrid; y en ninguna de esas ciudades se celebra esa misma noche una fiesta parecida a la de san isidro, con sus obvias consecuencias en la toma de alcohol. ¿Estaban bebidos quienes proyectaron hacer esas comparaciones?

19990428. La población mundial no disminuye.

                    “The world´s population in declining “ (T. K. Grose, TIME, april, 26, 1999). In fact it is growing 80-90 millions every year; only the rate of growing is declining slowly.  “The world’s elderly will soon outnumber its youth” (ibidem). No serious scientists will avail  these computer generated figures projecting indefinitely short run oscillations of populations. In so serious matters, it is a pity to find so misleading “opinion” about so known facts.

19990521. Mejorar los términos del contrato matrimonial.

               El que se pueda poner a los hijos como primer apellido el de la mujer es un paso más hacia la igualdad, aunque haya legislado aún que en caso de desacuerdo prevalezca el del varón. Más ecuánimes, algunos parlamentarios proponían que decidiera el juez.

               Este tema es un argumento más para preocuparnos por planificar mejor la familia, hoy que está abierta a tantas opciones, algunas incluso impensables en el pasado. Antes de casarse, un nuevo «libro de familia» debería incluir un contrato entre las partes sobre una serie de temas vitales, más aún que los económicos. Tales serían, en este ámbito, la decisión sobre el número de hijos a tener, el calendario aproximado de su nacimiento, los métodos anticonceptivos utilizables, el orden en los apellidos de los hijos, la decisión sobre su educación religiosa, etc.

               Ese contrato no sería una panacea, pues pueden intervenir después otros factores; pero evitaría muchos conflictos imprevistos, mucho dolor y muchos «daños colaterales» al conjunto de la sociedad.

19990610. Incultura en los medios de comunicación.

                   La incultura de algunos medios de comunicación no sólo refleja, sino que perpetúa e incluso aumenta ignorancia y desinformación de un pueblo. Y como la ignorancia va unida a la soberbia, no suelen publicar críticas a su léxico y sintaxis y, menos aún, a su interpretación de las cifras.

                    Así, por ejemplo, se ha destacado en titulares que en las vacaciones pasadas hubo más accidentes de tráfico en Andalucía y Cataluña, hecho de lo más normal, por ser las Comunidades con mayor número de habitantes, además de constituir también destino turístico preferente de muchos foráneos, que son quienes tienen más accidentes). No se trata, pues, como esos medios, al menos implícitamente, les achacan, de que andaluces o catalanes sean peores conductores, o más irresponsables.

                   Parecido error es el de calificar de carretera o calle «más peligrosa» a la que tiene más accidentes, cuando, en función del volumen de tráfico, pueden serlo otras con menos accidentes en números absolutos; esa calificación errónea promueve decisiones equivocadas, y más accidentes y muertes de sus lectores u oyentes, lo que -al menos por propio interés- debería hacer más cuidadosos a esos medios de difusión.

20000322. Envejecimiento.

Hoy día, un irresponsable puede, con un vehículo, provocar sustos de muerte y daños irreparables. En modo parecido, un irresponsable, con una maquinita de calcular manejada alocadamente, puede producir una larga serie de cifras que, con su aparente exactitud, produzcan alarma y reacciones proporcionalmente tan erróneas y, ellas ya sí, realmente muy dañinas. Y el colmo es que ese irresponsable nos venga de fuera, y avalado nada menos que por las Naciones Unidas, para asustarnos, regañarnos y decirnos la barbaridad que deberíamos hacer…

               Si ya resulta difícil captar y valorar lo que está pasando ahora, todos los especialistas en ciencias sociales (economistas, sociólogos, demógrafos, etc.) sabemos lo difícil que es hacer proyecciones a corto y medio plazo; a largo y muy largo plazo el hacerlas (siempre se hacen por algo), el divulgarlas, el insistir en ellas son otros tantos pasos que van alejando de la ciencia y acercando a la profecía, adivinanza y (mala) política que se basa en estos pseudoconocimientos para propugnar comportamiento azarosos o directamente erróneos.

               En un mundo superpoblado que, siguiendo el mal ejemplo de los países industrializados desde el siglo XIX, ha— su población en el siglo veinte, España también ha duplicado su población en ese tiempo, siendo su mayor crecimiento desmesurado en los veinte años de «alegrías del desarrollismo»: diez millones más de 1955 a 1975. Cuando ahora, respondiendo adecuadamente al que desde hace tiempo ha sido considerado por más expertos de todo tipo como el más grave problema mundial, la superpoblación, España constituye un ejemplo de solución, vienen de fuera…

P.D. De 1950 a 2917 la población mundial de 2.500 a 7.500 millones, es decir, se tripicó.

20000608.  Estadísticas políticamente manipuladas.

Pocos expolios son más oficiales ni odiosos que los que, favoreciendo la más descarada especulación, se están realizando contra los más ancianos, débiles y pobres habitantes del centro de Madrid; estos meses, en modo masivo, en Lavapiés. Se les priva brutalmente de su hoy tan imprescindible modo de movilidad y de trabajo, el coche, al no poder ya aparcar en su calle, y no existir apenas, ni poder pagar ellos a los abusivos precios actuales, un garaje.

En esto no sólo llega al colmo el espíritu asocial del señoritoÁlvarez del Manzano, que destaca lamentable en esto incluso dentro del PP, sino que incluso los más necesitados son traicionados «con buena conciencia» por una izquierda que debiera defenderlos y que, por desorientación o corrupción, se aliena aquí también con la derecha, con la más salvaje e inhumana especulación.

20000608. Manzano.

Algunos -repetida y significativamente, Fraga- han apoyado con entusiasmo la acusación del alcalde de Madrid de que las parejas de hecho son más proclives al maltrato familiar. La verdad estadística, han replicado incluso algunos del PP, es exactamente la contraria: hay más malos tratos en el matrimonio.

Ambas posiciones opuestas son científicamente erróneas. No se pueden sacar conclusiones de causalidad basándose sólo en esas cifras. Hay que ponderar otras circunstancias concomitantes, como la clase social, al ser más frecuentes en ciertos estratos tanto las uniones de hecho como el maltrato físico. También hay que distinguir las uniones de hecho «estables» de las demás, como tuvo que añadir, rectificando en parte, el mismo Álvarez del Manzano… que no ha permitido hasta ahora que haya en Madrid un registro de esas parejas de hecho estables.

 Los sociólogos constatamos los muchos errores que se cometen por ese confundir una correlación con una causalidad, tentación anticientífica muy fuerte para tantos moralistas y políticos que quieren llevar como sea el agua a su molino. Recordemos que Franco pretendía demostrar que su dictadura era mejor que la democracia sueca… basándose en las estadísticas, verídicas, de que en España había menos suicidios. «Zorro viejo no aprende mañas nuevas», señor Fraga… y «De tal palo, tal Manzano», señor alcalde de Madrid.

20010206. Leguina, más novelista que demógrafo.

Como si no tuviéramos ya bastante con lo de las vacas locas, dos demógrafos -uno de ellos más conocido como político felipista y como novelista, Joaquín Leguina, y el otro un protegido suyo-, intentan estos días crear el pánico alertándonos contra una pretendida marabunta que va a desmoronar España: la “alarmante”, “con un poder destructor equiparable al de la dinamita”, “termita demográfica”, título de su apocalíptica profecía.

Por supuesto, ese monstruoso bicho no existe sino en la imaginación del novelista, como traiciona su mismo nombre: es un engendro de su mala demografía, no de la población real. Y ni siquiera es original: no hace sino usar una vez más el tan conocido como anticientífico truco de cronometrar cuidadosamente cuantos pasteles se traga un niño en cinco minutos para calcular, “con certidumbre matemática”, cuán pocas horas le quedan de vida antes de reventar. Hay que calcular, como apunta, pero a partir de hipótesis sensatas, para no acabar dando cifras locas, alarmantes sólo respecto al rigor científico o intenciones de quienes las difunden.

 En concreto, es poco serio suponer que en cincuenta años los muchos parámetros que influyen en la natalidad, migración, técnica y empleo –ligados su vez a tantos factores sociales y culturales- no van a hacer ridículas, como siempre, esas proyecciones de márgenes tan limitados. Resulta impresionante hasta qué punto se pasa de hecho por encima, en más de un sentido, sobre las enormes bolsas de desempleo, máxime femenino; cómo ni se mencionan el imparable incremento de la productividad y la disminución de las horas de trabajo; cómo se menosprecia ahí también los condicionamientos internacionales, etcétera, en un desesperado intento de dar verosimilitud a sus descabelladas proyecciones

Más aún: en un mundo superpoblado, el problema y su solución están en sentido completamente contrario al apuntado por esos señores, según señalan los principales expertos, los hombres de ciencia en general, los más relevantes políticos y las Naciones Unidas. Y ese problema no es, como se suele pretender demagógicamente, el de los demás; la misma España no es una isla diferente. Nuestra superpoblación, agravada por los últimos veinticinco años del franquismo, que fomentó, en favor de sus intereses, el incremento en diez millones más de nuestra población, sí constituye una real marabunta poblacional que aún padece plenamente nuestra sociedad y que, cifras reales cantan, con 40 millones de habitantes, hemos frenado, pero no hemos podido aún empezar a resolver. La necesaria cura de “adelgazamiento” poblacional, sin duda, sus problemas, pero está ya bien enderezada en el sentido de una población nacional y mundial menos obesa, por un pueblo que conoce cuáles son sus problemas e intereses reales. De ahí que haya que denunciar las maniobras de estos profetas del desastre, “a lo Jeremías”, que, escudándose tras ciertas siglas y una jerga pseudo matemática, pretenden hacernos volver al “antiguo régimen”, hacernos tragar de todo como locos, hasta reventar, para engordar conocidos intereses.

20010303. Las proyecciones demográficas son inseguras.

Con pocos días de diferencia, los medios de comunicación han reproducido dos proyecciones muy distintas de la población española para el 2050. Una, de las Naciones Unidas que hacía descender la población casi un 25%; otras, menos escandalosa y manipulable -y por tanto mucho menos “noticiosa” y difundida, del Instituto Nacional de Estadística, con un descenso limitado a un cinco por ciento.

¿Cuál es la cifra verdadera? Ninguna, aunque la del INE sea mucho más probable. Las proyecciones no son profecías, por más que lo pretendan quienes ilegítimamente las sacan de su contexto para apoyar, faltos de mejores razones, sus ideas políticas. Dadas las condiciones del mundo actual, no existe el tan largo plazo en población, aunque sí continúan a largo plazo los errores –interesados- en demografía; ya Malthus tuvo que quejarse, en un apéndice a su célebre Ensayo, de que le atribuyeran el afirmar que población y recursos crecen en progresión geométrica y aritmética respectivamente, cuando todo su libro, subrayaba, estaba dedicado a probar que no podían darse a largo plazo esas proyecciones matemáticamente “clarísimas”.

Dejen los demagogos ejercer con objetividad su tarea a los demógrafos, aunque la tentación de aprovecharse de ellos sea muy grande, tanto por la importancia del tema en sí, como por la dependencia económica que muchos estadígrafos –como se nos denominaba antes a los demógrafos- tienen respecto de los estadistas o políticos.

20010430. Estadísticas mal interpretadas.

Como profesor de la asignatura, debo suspender públicamente al que se atreve a desbarrar sobre sus principios fundamentales, tomando, como cátedra nada menos que una radio pública, Radio Cinco. Intentado en cierto modo resucitar la fe en la existencia de la diosa pagana Fortuna, este señor afirma, por ejemplo, que la coincidencia en los años de más nacimientos y mayor producción de acero es “pura casualidad”, y que no hay que darle más vueltas al tema.

Por supuesto, ninguno de esos dos fenómenos es causa del otro; pero, por supuesto, también, toda afirmación científica es probabilista, no absoluta, y siempre hay que darle más vueltas al magín. Y la hipótesis de que esa coincidencia pueda ser “pura” va siendo científicamente más rechazable a medida que se repite el hecho de la aparición simultánea de ambos fenómenos. La causa común de entrambos, más difícil de determinar en otros casos, la conoce cualquier alumno normal de estadística: un ciclo económico creciente impulsa simultáneamente el aumento de la producción de acero y la de hijos. Un ciclo económico expansivo fomenta también el acceso de personas a cargos para los que no están capacitadas, aunque esto puede deberse también a otras causas que están, sin duda, en la mente de todos.

20020117. El envejecer del ABC.

Se intensifica el intento de lavado de cerebro, ante la próxima cumbre sobre el envejecimiento poblacional (y también “demográfico”, si algunos consiguen hacer caducas las nociones reales de esta ciencia). Así, por ejemplo, un diario capitalino ultraconservador coloca como novedad alarmante lo que es conocido hace muchos decenios y constituye quizá el mayor triunfo de la humanidad: la duplicación de la duración de la vida humana, de 25-35 años a 60-80 años en el presente.

Es evidente que la única manera de prolongar la vida, de no morir, es envejecer; hecho tanto menos grave cuando lo que se ha prolongado fundamentalmente ha sido la juventud, de modo que si antes era ya vieja “la mujer de treinta años” de Balzac, y tenía una edad parecida el “viejo verde” de Molière, hoy los galanes y actrices seductores del cine tienen, por lo general, muchos más años, limitándose -con la mejor alimentación, condiciones de trabajo e higiene y medicamentos más eficaces- el auténtico envejecimiento, el que incapacita para llevar una vida normal, a muy pocos años, y eso sólo en una pequeña minoría.

Hay que alertar también contra el irresponsable “remedio” que estos integristas siguen proponiendo para “resolver” el envejecimiento poblacional (que intentan seguir confundiendo con el personal, para crear miedos irracionales que atraigan adeptos a sus funestas “soluciones”). En una clara proyección freudiana del ancestral anhelo deseo de demostrar(se) que aún se es joven haciendo hijos, proponen “remediar” el envejecimiento poblacional haciendo más hijos en un mundo superpoblado, en donde el más elemental sentido común  exige practicar el crecimiento cero o incluso negativo, adoptando nosotros –como ya se está haciendo en la práctica, familiar o laboralmente- a parte de la aún excesiva natalidad de un Tercer Mundo, en el que, por influencia de esos mismos peligrosos extremistas, tan imprudentemente no hemos complementado las medidas de alargamiento de la vida humana con las de una adecuada planificación familiar.

20020125. Control natal en el Norte y Sur.

Un demógrafo no tendrá dificultad en reconocer, con G. Tortella, que el crecimiento poblacional es una gran causa de pobreza hoy en los países del Sur, pero sorprende a cualquiera que el autor pretenda exculpar sin más al Norte de ello. Porque Occidente no sólo exportó al Sur las técnicas que han provocado esa superpoblación, y aún se niega a colaborar realmente a aliviarla al no exportar proporcionalmente también las técnicas de control de la natalidad, según reconoce el mismo Tortella, sino que también el previo y exponencial poblacional del Norte –que Tortella ni menciona en su largo artículo- propició su exportación de emigrantes y, sobre todo, una división colonial del trabajo y comercio que es una causa no menos importante –y, por supuesto, muy culpable-, de la actual creciente pobreza del Sur.

Quienes no tienen en cuenta datos tan fundamentales y luego achacan todos sus problemas al mismo Sur, aunque no busquen maquiavélicamente este objetivo, están haciendo sospechoso y anulando en lo posible el esfuerzo de quienes durante tantos decenios, desde la Universidad y fuera de ella, hemos propugnado la planificación familiar aquí y allí. Y eso, en este tema, es de una especial gravedad.

20020409. Envejecimiento poblacional o mental de Leguina.

Los grupos dominantes inventan falsos problemas con los que fomentan el miedo para distraer la atención del público de la solución de los verdaderos problemas. Uno de esos fantasmas es una agigantada proyección sombría del envejecimiento poblacional. No es extraño que se engañe con esas exageraciones a una parte del público, e incluso de los medios de comunicación; más extraño es que colabore en esa faena de mistificación un demógrafo, atreviéndose incluso a hacerlo desde un medio tan característico como ABC… mientras que él, Joaquín Leguina, se postula casualmente como candidato de la oposición a la alcaldía de Madrid.

Esa incoherencia política se dobla de lamentable incoherencia profesional, al atreverse a proclamar como posible (y, por tanto, alarmante) el que España tenga “en el año 2050 una población de 28 millones de habitantes, de los cuales el 39,5 por ciento sobrepasaría los 65 años”. Presentar como posible una proyección a largo plazo de un hecho puntual, basado en presupuestos muy coyunturales de natalidad, migración y otros, y que incluso ya han cambiado (hechos que Leguina calla como muerto… o como demasiado  “vivo”) es tan “científico” como presentar como realmente plausible e incluso alarmante la posibilidad de que en una hora, cuarenta y tres minutos y doce segundos un niño muera de reventón, basándose en una “exacta proyección matemática” de la tendencia observada al comprobar que  ha engullido cinco pasteles en tres minutos… y alertarnos contra ese “peligro” incluso cuando el niño ya está comiendo menos.

Ese modo de tratar el envejecimiento sí que es una “broma” suciamente interesada, una “ciencia ficción” de la que este singular demógrafo parecería querer sacar más provecho que de las novelas de ficción que también firma. Aunque, para no pensar mal, no hay que excluir aquí otras posibilidades moralmente menos lamentables: quizá esta increíble declaración suya se deba a una  broma que Leguina ha gastado al ABC, colando como artículo “científico” una página de una nueva novela suya de ciencia ficción, para no mencionar –en sentido casi contrario- la posibilidad de un prematuro envejecimiento mental de su autor.

20020926. Pañales políticos.

Es, literalmente, una porquería. Mucho hablar de una España “grande”, de aumentar la natalidad (¿para aumentar aún más el paro, y una mano de obra aún más barata y sumisa?), y ahora se destapa que más de la mitad del importe las famosas “ayudas por hijos” se va sólo en pagar el IVA de los pañales desechables, un IVA máximo, como el de los hoteles y flores de lujo: el 16%, que una mujer diputada trata por fin de rebajar al 4%, correspondiente a los artículos de primera necesidad.

Esos políticos no tienen ni un 16% de lo que debieran tener, y estoy viendo que tendremos que terminar “regalándoles” los pañales (usados, que los otros ya vemos que resultan muy caros) para que, por fin, se enteren.

20031104. Gais inscritos como parejas de hecho.

                                   En nuestra sociedad, el que no sabe interpretar bien las estadísticas no sólo no puede comprenderla, sino ni salir de noche. Baste mencionar a aquel inspector regional de tráfico que tenía miedo a hacerlo tras “enterarse” de que había cinco veces más accidentes de tráfico por la noche. No tenía en cuenta que, si el conductor no va bebido, drogado, soñoliento, o con otros factores de riesgo, la probabilidad de accidente es muy, muy inferior. Las cifras, como los coches, mal usadas, nos llevan a otro mundo, muy distinto -e incluso contrario, invertido-, respecto al que realmente existe.

                                   Recordé esta anécdota cuando oí, por una cadena de radio del alcance nacional, comentar con estupefacción el que, a pesar de que los homosexuales eran los que habían promovido el registro de las parejas de hecho, sólo constituían el uno por ciento de los inscritos en él. ¿Son, pues, “probado con cifras”, incongruentes, caprichosos, incluso desagradecidos para con la sociedad? El comentarista olvidaba que el número de gais es sólo un tres por ciento del total de la población, porcentaje con el que lo que hay que comparar ese uno por ciento de inscritos; y que la así sólo mucho menor diferencia existente entre su registrarse se explica por muchas y sólidas razones:  la menor necesidad y ventajas que en muchos aspectos tienen para inscribirse, la aún fuerte discriminación en su contra, etcétera.

20031210. La población, capital, no es un factor único.

                                 Es una lástima que el interesante artículo de Gabriel Tortella concluya, contradiciendo sus propias tesis, en el reduccionismo de atribuir en exclusiva al crecimiento poblacional el ser “la verdadera causa” (sic) de la pobreza del llamado Tercer Mundo. “Olvida” así lo que él mismo acababa de afirmar sobre la influencia en la pobreza de los conflictos armados. También se comporta como los burgueses, a los que denuncia por preferir esconder sus motivaciones económicas bajo capa de rigidez moralista, atribuyendo, con poca capacidad autocrítica, esa hipocresía sólo a los demás, incluido el Tercer Mundo. Incluso, dentro de ese absolutizado por él factor poblacional, olvida el papel importante (tampoco “único”) que tuvo el previo inmenso crecimiento poblacional del Norte en su expansión colonialista: Inglaterra cuadruplicó su población en el siglo XIX, enviando además 16 millones de ingleses al exterior; y hoy día Estados Unidos sigue siendo el país del Norte de mayor crecimiento poblacional… y mayor política imperial.

                                   En realidad, han influido también en “La riqueza de las Naciones” del Norte y la pobreza del Sur, el interés económico, desde las “Compañías de Indias”, las primeras transnacionales, en el comercio injusto (transferencias masivas, tan enormes y actuales  como olvidadas por un Tortella que sólo critica las mínimas “dádivas” en sentido inverso), así como la política de elevar el nivel de vida de los obreros en Occidente para evitar revueltas y, cada vez más, con el progreso técnico, la ya imprescindible condición de asegurar acceso irrestricto a recursos escasos no renovables, desde el petróleo hasta el cobre. No sería fácil acusar de menospreciar el factor poblacional a un demógrafo que, como quien suscribe, ha escrito diez libros sobre el tema y está haciendo, desde hace 35 años, campañas en pro del control de la natalidad en los cinco continentes. Pero todo exceso es contraproducente, científica y políticamente. Un reduccionismo, un malthusianismo vulgar, que tiene poco que ver con un Malthus, (mejor economista que Ricardo e inspirador de Darwin, entre otras cosas), sólo puede fomentar aún más el secular menosprecio e ignorancia ya existentes en España respecto de los estudios y acción sobre los temas demográficos.

20040108. La población, falso factor único.

Desde su púlpito de papel, Gabriel Tortella, como otros malos predicadores, ansiosos quizá de agradar a quienes les pagan, achaca todos los males de los pobres a sus pecados; es decir –apenas se les ocurre que puede haber otros- a sus pecados sexuales, a tener demasiados hijos.

Malthusianismo vulgar, científica y políticamente contraproducente, que, en un interesado reduccionismo, para acallar la mala conciencia de Occidente, “olvida” hasta la primera explosión poblacional, la europea y estadounidense, que propició su expansión colonial. Ésta organizó a su vez el comercio injusto, las transferencias masivas, enormes y actuales, de divisas y recursos del Sur al Norte. Debemos, pues, actuar sobre esos y otros factores del problema para frenar e invertir, por humanidad y por interés en nuestra propia seguridad, las desigualdades crecientes entre el Norte y el Sur de nuestro ya demasiado convulso planeta, cuya crisis problemas agravan esos planteamientos, tan parciales e injustos como peligrosos.

20040906. Alcoholemia.

               Realizar un fuerte control de alcoholemia la noche de san Isidro me parece bien; avisar antes, puede ser bueno como campaña educativa, siempre que después se renueven esos controles sin aviso, para que no sea todo un cachondeo. Pero lo que ya de entrada no es de recibo (proyectando, pues, fundadas sospechas sobre la seriedad del conjunto de la operación), es decir que los datos resultantes permitirán comparar Madrid con otras ciudades europeas en las que se realiza esa misma noche esa operación.

               En efecto: aun en el supuesto de que en las demás ciudades se avise también previamente a los conductores. sus índices de atención a los medios de difusión, y, por tanto, la eficacia de ese aviso, es muy diferente del de Madrid; y en ninguna de esas ciudades se celebra esa misma noche una fiesta parecida a la de san Isidro, con sus obvias consecuencias en la toma de alcohol. ¿Estaban bebidos quienes proyectaron hacer esas comparaciones?

20041005. Sacrificar a los hijos.

                                    Si un fundamentalista dijera hoy que ha oído la voz de Dios que le pide ir al monte a ofrecerle en sacrificio a su primogénito, sería detenido y condenado a largos años de cárcel, aunque se reclamara del meritorio (también abortado a última hora) sacrificio de Abraham, pilar de la primera alianza, la del Antiguo Testamento.

                                     No faltan padres sacrificado..res que están dispuestos hoy día a inmolar a sus hijos a sus ídolos de turno. Me ha sobrecogido ver acogido en un diario que, curiosamente, no se llama “La Fe”, sino “La Razón”, la carta de una mujer, Leticia Lapiedra (apellido también significativo de lo que lleva dentro) que, quejándose que a la hija de quince años de una amiga suya se le diera en el centro de salud la píldora del día siguiente, proclama: “Si yo, como madre, quiero educar a mis hijos a que afronten las consecuencias que un placer conlleva ¿quien es el Estado para negarme este derecho?”  Trágico “ejemplo”, que debe alertarnos de hasta qué punto debemos proteger a los menores contra esos fanáticos que todavía están dispuestos a sacrificar a sus hijos.

20050122. Condón NO.
                       

                             Las dudas en el poner y quitar el condón como algo inmoral o no –al menos entre los no católicos- que hemos presenciado estos días entre el portavoz de la jerarquía católica española y la (aún mayor) gerontocracia vaticana serían meramente ridículas si no estuviera en juego la vida de millones de personas, la mayoría de las cuales –y eso es lo más grave, pues no harán así méritos para ir a su cielo- no obedecerán voluntariamente a esas directivas, y ni siquiera son católicas.

                            En efecto: son muy pocos los católicos que siguen en eso las directrices vaticanas (ya se decía de la píldora anticonceptiva que “el cisma del útero sería mayor que el de Lutero”). Sin embargo, la Iglesia católica tiene una influencia política indebida y nefasta en muchos gobiernos y con ellos en los organismos internacionales, con lo que condena así a la muerte  a muchos millones de personas no creyentes en el mundo entero, obstaculizando la aceptación, difusión y comercialización de los preservativos en el mundo entero, en un gigantesco genocidio comparable al de las tabacaleras (por cierto, que el Vaticano se lucra vendiendo masivamente a bajo precio ese veneno a los italianos).

                            ¿Cómo pueden dormir tranquilos los católicos que, por el mismo hecho de declararse súbditos suyos, están apoyando eficazmente esa espantosa hecatombe?

20051009. Agua pantanosa.

                     ¿Cómo vamos a conseguir que la población tome conciencia de la gravedad de la sequía y ahorre más agua si le se insiste en dar cifras engañosamente infladas respecto a las reservas de que disponemos?  Se repite una y otra vez que los embalses están al cuarenta por ciento. “Casi la mitad” piensan los más optimistas, que consideran, así como alarmistas a quienes preconizan su ahorro. Pero, en realidad, como repiten sin conseguir hacer mella en la opinión pública los especialistas, es que el 20 por ciento del agua de esos embalses no puede ser aprovechado por estar esa agua embarrada, por debajo del nivel crítico de la presa, etcétera; es decir, que tenemos ahora exactamente la mitad de ese cuarenta, pudiendo disponer únicamente del otro 20 por ciento del total del embalse.

                       De ahí que, en honor a la verdad, y por su utilidad práctica, deberíamos referirnos sólo o preferentemente siempre a las reservas realmente disponibles, diciendo, por ejemplo, que contamos ahora con sólo el 25 por ciento, la cuarta parte de la capacidad útil (utilizable) de los pantanos, considerando engañoso y socialmente muy nocivo el referirse a un cuarenta por ciento de agua en los pantanos sin subrayar de inmediato que la mitad de esa agua no cuenta para el fin que se pretende.

20060217. Requisitos para tener un niño.

                            Por un elemental derecho a la infancia, y a la sociedad en la que después esos niños ejercerán toda su vida sus plenos derechos… y deberes, todos estamos de acuerdo en que los que desean adoptar un niño deben pasar por unos, cada día más exigentes, filtros sanitarios, psicológicos y sociales. Nadie se atreve ya a apelar a su libertad de hacer lo que le de la gana, como ocurría antes, cuando, bajo falsa capa de libertad e incluso de caridad, se adoptaba con frecuencia, sin papeles y ni darle siquiera el nombre, a uno o varios niños para tener criados -¿el mismo nombre sugiere demasiado?- a bajo coste.

                             Sin embargo, no se exige ni ahora prácticamente ningún requisito cuando se trata de tener un niño en otras condiciones  en las que sería aún más importante que funcionaran esos controles, porque concierne a los intereses de la inmensa mayoría de los niños –y por tanto, de la sociedad- y porque ese control podría ahora evitar muchos de los peores problemas de la herencia genética del niño, herencia que hoy sabemos que –y más en casos extremos- influye tanto como el ambiente y educación en el futuro de las personas.

                              Me refiero, por supuesto, a los requisitos para la procreación, que apenas se limitan hoy al mínimo de edad al matrimonio –edad de la que incluso hay dispensas- y certificado médico prenupcial, del que mejor ni hablar: condiciones limitadas ambas al matrimonio, acto muy distinto y no ya irrevocable como lo es la procreación. Y esto nos da la clave principal, con mucho, de la persistencia de ese dañino absurdo: el puritanismo sexual, tan vivo aun en este terreno, que identifica matrimonio y procreación, y rechaza todo control de natalidad, incluso los –tan ineficaces, por lo demás- admitidos por el Vaticano.

                               Este prejuicio muy dañino estima más natural promover auténticos sacrificios humanos, muertes, que usar un impermeable en el pene, al que se suman, aunque cada vez menos importantes en Europa, ignorancia general, sanitaria y sexual de la población, la falta de estructuras sanitarias y el atraso en la aplicación de las distintas técnicas eugenésicas ya conocidas.  Por la infancia, y por la sociedad del mañana y de mañana mismo ¿a qué esperamos?

20061229. Un mal discípulo.

          Una cosa es la libertad de expresión, y otra presentar, por error o manipulación, cifras falsas para sustentar una opción ideológica. Como profesional de la demografía debo denunciar la falsa afirmación de que, si todos los catalanes nos comportáramos como los no creyentes, “Cataluña se despoblaría en una generación”, como leo en una carta a EL PERIÓDICO. Eso no es sólo una barbaridad sin paliativos en términos puramente matemáticos, sino que, además de disminuir mucho la población, los grupos que ahora tienen menos hijos tendrían más, como prueba la historia demográfica. Por otra parte, en un mundo superpoblado, es mucho más beneficioso para la humanidad adoptar niños ya existentes que traer otros al mundo, como están pensando con mucho seny tantas familias catalanas.

             “Dios no tiene necesidad de nuestras mentiras” diría como creyente al señor Pablo Ginés, que, por su fuera poco, nos obsequia con otra parecida “perla”, al afirmar que así “las pensiones de los que no creen en Dios las pagarán los hijos de los católicos”. Señor mío: los jubilados han aportado durante toda su vida un fondo a la Seguridad Social y a la sociedad muy superior al de las pensiones que después van a recibir, sean o no creyentes. No dependerán, pues, sino por discutibles sistemas económicos impuestos, de las “limosnas” de sus hijos. Este señor tiene, pues, una manera muy peculiar de pensar para presumir ser discípulo de Quien que dijo que se reconocería a sus seguidores por su comprensión y amor al prójimo. ¡Jesús!

20070408. La verdad sexual de Le Pen.

                            “La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”, afirmaba ya el proverbio griego. Un catastrófico cambio climático, en parte ya presente e inevitable, constituye cada día más la peor amenaza para el planeta y sus habitantes, “a pesar” de que estos días lo haya subrayado un dictador cada vez más rechazado como es Fidel Castro; o de que, en sentido contrario, Estados Unidos, al que todavía algunos se empeñan en ver como garante de la seguridad y democracia mundial, haya intentado ahora de nuevo suavizar el alarmante informe de las Naciones Unidas al respecto, por ir contra sus intereses económicos.

                             En modo parecido, aunque haya sido el porquero ultraderechista  Le Pen quien lo haya recomendado,  no cabe duda de que la masturbación (individual o mutua) es un método más económico, más a mano y, desde luego, más seguro que los métodos anticonceptivos tradicionales, ya que nadie ha quedado preñado o, más concretamente, preñada, por utilizarla; verdad verdadera, insistamos, aunque también al otro extremo… de la misma derecha, el Vaticano –que no muchos, muchos clérigos- se empeñe, en prohibirlo todo, ya que de eso, (de perdonar los pecados con normas que inventa por todas partes, “por la ley conocí el pecado”), vive muy bien hace muchos siglos.

20080107. Argentino poblacionista.

             Navegando en el amplio mar de Internet he encontrado un artículo suyo en el que empieza haciéndome el honor de citarme cuando escribí: «No es mejor quien tiene las mejores ideas sobre Dios, sino el que es honesto». Sin embargo, por esas ironías de la vida, dedica todo el artículo a sostener la opinión de que hay que poblar mucho más la Argentina, cuando casualmente yo, demógrafo (aunque otros demógrafos opinen lo contrario, por supuesto) escribí todo un libro, con mucho amor y deseo del bien del país, sosteniendo todo lo contrario. «Argentina superpoblada», del que la Junta Militar quemó hacia 1973 unos 700 ejemplares… Ironías de la vida, ¿verdad? Por lo menos di ejemplo de lo que creía, y para aliviar la superpoblación argentina, emigré (de vuelta) a España.

20080722. Nuevas necesidades y conductas sexuales.

                              Un estudio ha renovado internacionalmente la discusión sobre si hay características homosexuales específicas que sean innatas.  Antes algunos empleaban esta afirmación para justificar ese “pecado”. Hoy la comunidad científica reconoce que, como en toda la escala animal, todos somos bisexuales, de modo que sólo se podría hablar de una mayor o menor propensión a la homosexualidad, como un mejor o menor oído para la música.

                               Los experimentos con distintos tipos de seres vivos, y la historia de pequeños y grandes grupos humanos, muestran que su comportamiento sexual varía mucho según las circunstancias. Si en grupos pequeños se prima, e incluso exige en exclusiva, la heterosexualidad y el gran número de hijos, a medida que se llega a una situación de saciedad o superpoblación –en una evolución cuantitativa en forma de curva logística- empiezan a desarrollarse conductas también contrarias, antes –no menos lógicamente– condenadas como perversas, como la masturbación, la anticoncepción, el aborto y la homosexualidad.

                               Al límite, si antes se hacía pagar más impuestos a solteros y conyugues sin hijos, se acabará, pues, por hacer deducciones o dar premios a la homosexualidad. Algo así, según podemos ver en Internet, se empieza a insinuar ya en las manifestaciones del Orgullo Gay de Italia y España, con pancartas tales como: “Con amor aliviamos un mundo tan poblado”.

20080725. Trágica prohibición papal.

                            Celebramos –es un decir- el 40 aniversario de la más solemne condenación por parte de un Papa de la anticoncepción. Fue Paulo VI, en su encíclica “sobre la píldora”, como se dijo entonces, cuando estaba en su máximo auge este método.

                             En Europa, el espectáculo de un Papa, que vivía y vestía de un modo tan antinatural, que declaraba “antinatural” tomarse una píldora o ponerse un impermeable genital –diafragma o condón- mientras que aprobaba como natural hacer complicados cálculos con un calendario y tomarse constantemente la temperatura, resultó demasiado indigerible, y provocó, un abandono masivo de la Iglesia católica e incluso de la religión. Como se dijo con gracejo: “El cisma de Lutero no fue nada comparado con el del útero”. Pero desde el punto de vista demográfico, ayudó a conocer mejor el problema  y sus soluciones: al año siguiente se vendieron muchas más píldora anticonceptivas en Italia, si no en una España aún bajo la dictadura.

                             En América Latina, entonces con el mayor crecimiento poblacional mundial, y mayor número de seguidores del Papa, el efecto de la “Humanae Vitae” fue inhumano, catastrófico, manteniendo e incluso aumentando la pobreza de los marginados, no pocos de cuyos hijos de entonces intentan hoy solucionar sus problemas emigrando a Estados Unidos o Europa, desastre que ya entonces denunciamos desde allí en cátedras, libros y medios de comunicación de masas.                               

                             En África, hoy en máximo crecimiento poblacional y tasa de SIDA del mundo, esa prohibición, repetida  por Juan Pablo II, de modo especial allí y contra el condón, ha provocado aún mayor miseria e intentos de emigración.

                             Es difícil, pues, imaginar una mayor, más permanente y dañina tragedia, directa o indirectamente, para toda la humanidad que esa tan irracional y gratuita prohibición de los anticonceptivos, que no tiene ninguna base real en la Biblia, a la que, como a la más elemental caridad, el Vaticano antepone su inagotable ansia de poder, creando prohibiciones, pecados inexistes, que sólo él puede perdonar.

20080729. Una inmobiliaria celestial.
                          Me ha llegado una estampita en la que se ve a María y José adorando al niño Jesús en el pesebre, con una leyenda tan sorprendente como indiscutible: “Dios tuvo sólo un Hijo. Sigue su ejemplo. El papa dice que hay que tener muchos. Pero no da ejemplo”.  

                       En realidad, los economistas se quejaban hasta hace un par de siglos de que el clero no procreaba, y encima alababa la virginidad, etcétera. Sólo cuando comenzó a darse exceso de población en Europa, y después en el mundo, empezó el Vaticano a reclamar muchos hijos, y a prohibir los anticonceptivos, de lo que se quejan al Papa estos días muchas ONGs. Pero el Vaticano se resistirá mientras pueda, porque la superpoblación es un medio muy eficaz para que siga siendo esto un valle de lágrimas, y nos pueda  seguir vendiendo a alto precio –obligándonos a hipotecar casi todos nuestros placeres de por vida- una morada allí esta peculiar inmobiliaria celestial.

20090109. Crisis y aumento en las familias.

                          Vivimos en una época de crisis. La mayor, más permanente, y raíz importante de casi todas las demás, es la conjunción multiplicadora de dos factores: el consumo creciente y destructor de unos países ricos, al que ahora intentan imitar casi todos los demás, unido al crecimiento, cada vez mayor en número reales, de la población mundial.

                          Respecto a esto último –de lo que en España no se habla por distintas causas, a pesar de haber doblado nuestra población en un siglo- recuerdo mucho estos días la denuncia de un profesor de demografía: “El clero dice que hay que tener muchos hijos, pero no da ejemplo”. Porque ahora ese clero organiza espectaculares manifestaciones “pro familia”, mientras que él no sólo no ha llevado ni con un dedo esa pesada carga –por emplear un reproche de Jesús a otros fariseos- sino que siempre la ha menospreciado, como propia sólo para “la tropa” (Escrivá, fundador del Opus Dei pero, en realidad, obra suya)), para hacer gente de élite, que son como ellos (San Jerónimo).

                          Hoy esos falsos pastores vuelven a manipular a su rebaño “familiar”, con intereses reproductivos y políticos, para aumentar su riqueza y poder a costa de quienes, en vez de una fe ilustrada en Dios y el Evangelio, son engañados por esos estafadores de los bienes del más allá, como otros por los bienes terrestres.

20090430. Preferencias matrimoniales de las españolas.

                              Un conocido servidor de Internet dice en titulares que las españolas “prefieren” casarse con los marroquíes, porque en 2007 fueron con los que más se casaron de entre los extranjeros. Aun suponiendo –que es mucho suponer- que algunos de ellos no fueran matrimonios ficticios, ese mayor porcentaje no indica ninguna “preferencia”, sino que son el grupo más abundante, y los dos grupos siguientes, ecuatorianos y rumanos, o vienen ya con su familia, o se casan con mujeres inmigradas de su país, puesto que entre ellos hay casi tantas mujeres como varones. Por favor, un poco de rigor, y no dar como “información” lo que no es.

20090516. Hijos, los razonablemente deseados.

                           Se puede querer que las españolas engendren más hijos, incluso en un mundo tan superpoblado, en el que lo más sensato parecería ser, y ya muchas lo hemos entendido así, el adoptar los ya existentes. Y más, si el motivo es criar más hijos para mantener las pensiones, lo que, en estricta justicia, debería hacerse por capitalización de las aportaciones de cada cual, sin necesitar una nueva generación que aporte lo malgastado por la anterior.  

                Lo que nunca es aceptable, por ir contra los más elementales, profundos y permanentes derechos humanos de padres e hijos, es tomar medidas para obligar a tener hijos a la fuerza, según hacía Franco, prohibiendo los anticonceptivos, y propugna ahora una carta publicada en EL MUNDO como razón contra a la píldora del día después. Y como hay algunos que parecen creer que el fin justifica todos los medios, habrá que subrayar lo evidente: que muchos niños no deseados suelen crear muchos más problemas económicos que soluciones a sus familias y al mismo Estado; es decir, a todos.

20090723. Violaciones en España.

                             Al publicar una carta sobre las dos últimas violaciones perpetradas por grupos de adolescentes, el diario de una Autonomía añadió que se habían realizado en Andalucía, lo que no concretaba dicha carta, según consta por su publicación en otros medios. Quiero pensar que ese remiendo no se debe a inquina a Andalucía, sino al temor –en el fondo, parecido, si no peor a la larga- de que se pudiera pensar que habían pasado “en casa”, dada la tendencia creciente a interesarse sólo por lo que pasa localmente, en un esterilizante incesto cultural.

                             Por lo demás, en Andalucía no hay más violaciones, en términos absolutos que, por ejemplo, en Madrid; pero, como tiene más habitantes, se podría pensar que hay menos que en Madrid. Pero en Madrid hay más inmigrantes, que su conjunto, son algo más propensos a cometer ese delito. Pero los inmigrantes en Andalucía tienen una mayor proporción de inmigrantes solteros, algo más propensos a ese delito. Pero la composición por edades más propensas a violar es mayor Madrid. Esta serie de circunstancias, tan reales como complejas, nos indican que no podemos simplificar en tema tan delicado; hay que tener más responsabilidad, y no señalar sin más a ciertos lugares o grupos como más propensos a cometer ese u otros delitos.

20090819. Juez y parte sobre el tabaquismo.

                       Es difícil ser juez y parte; y más aún por duplicado. Es poco probable, pues, que, excepto por un rasgo de conciencia o maquiavelismo, publique una carta adversa, tanto a su teoría como a su práctica de fumador, quien es juez inapelable para conceder la palabra, o la carta, como Reig en PÚBLICO. Pero aquí va la opinión de otro demógrafo, no de un Joaquín Leguina, también activo defensor en la prensa del tabaco, y hoy feroz opositor al Gobierno de sus “compañeros” del PSOE, aunque la Ley del Tabaco la votara también el PP.

                        Todos los demógrafos sabemos que es difícil determinar las causas de muerte; más aún, en el ejemplo que cita de “claridad”, el de accidente automovilístico, en realidad puede deberse, no al coche o carretera… sino incluso al tabaco, por distraerse al fumar. Pero quienes, sin más “pruebas” que su refutar un ejemplo anecdótico, ponen duda el consenso científico, incluida la OMS, sobre la importancia del tabaquismo como causa de muerte, no resultan muy convincentes, y menos son conocidos por su adicción a esa droga, aunque no tuvieran intereses políticos o económicos, tan variados y jugosos, para defenderla.

20100119. Sobre el crecimiento de las poblaciones.

                            Los biólogos y demógrafos constatamos que las poblaciones de seres vivos crecen en una primera fase en modo exponencial, para ir después decreciendo en modo parecido, formando la llamada curva logística, parecida a una letra ese. En el segundo período, para disminuir la población, se multiplican, en las demás especies y en la nuestra, las luchas a muerte y las hambrunas. Y antes de llegar a esas soluciones drásticas, unas conductas de evitación entre los sexos (puritanismo), el aborto, la homosexualidad, etcétera.

                           Estos frenos previos al aumento de la población pueden parecer repugnantes a algunos, que prefieren las docenas de guerras activas o larvadas que hoy sufre el mundo; también soportan con santa paciencia el hambre de más de mil millones de otras personas, y se dedican a decir que el fin del mundo vendrá de la homosexualidad y el aborto. Son los mismos que podrían evitar en gran parte la difusión de esas conductas “repugnantes” de males mayores si ellos mismos no impidieran tan irracionalmente –incluso propagando ideas científicamente falsas al respecto- los anticonceptivos y otros remedios más fáciles y humanos de limitar la población.

                             Puede que, con todo eso, muchos obispos y el papa –que acaba de decir que el matrimonio homosexual “amenaza a la creación”, como hace poco que el preservativo propaga el SIDA- crean, contra toda la evidencia biológica e histórica, insistamos en ello, que esos remedios de la naturaleza son “antinaturales” y duerman con la conciencia tranquila. Pero de lo que no cabe duda es que, como decía el cardenal Newman que la buena conciencia es la obra maestra del diablo, y señal de tener muy mala memoria.

20100623. Falsa crisis de la natalidad.

                                             En los animales realmente racionales, como en los demás, el instinto de supervivencia les lleva a disminuir la natalidad en épocas de penuria, para contrarrestarla. Lejos, pues, de ser otra “crisis” o “problema”, como algunos adjetivan en titulares guiados por intereses bien conocidos, el actual descenso de la natalidad es una buena noticia, una respuesta sensata para paliar la crisis.

                                           Esta disminución de los nacimientos no “amenaza” las pensiones, -como tampoco daña los planes de pensiones de pensiones voluntarios bien gestionados- siempre que el sistema no gaste indebidamente los ahorros obligatorios de las personas. Si el sistema los roba, no hay que empeñarse en traer más hijos o inmigrantes, sino expulsar a esos dirigentes ladrones.

20110424. Salud y anticoncepción.

                                                          En mi larga vida como profesor y escritor sobre el tema he oído muchas cosas, pero ninguna como la de mi paisana Alicia Berenguel Anter, -que se define en Internet como “joven ciudadana de la calle- que acaba de enviar una carta a varios diarios, como LA VANGUARDIA, afirmando que “la anticoncepción nada tiene que ver con la salud”, como si no influyera tanto y tan permanentemente en la salud de varias personas: el posible niño, su madre, su padre, hermanos y otros familiares. Increíble ceguera que se entiende por su contexto: la “adhesión inquebrantable”  de esa joven a unos principios morales, en sí respetables, pero no cuando llevan a extremos tan irracionales y dañinos como los que su carta revela e intenta inculcarnos.

20111024. De conductores y solteros.

                          Las cifras, las estadísticas, hay que saber manejarlas para no estrellarse. Conocí a un ingeniero que, ante la estadística de que ocurrían muchos más accidentes de noche que de día, se encerraba en casa cuando oscurecía. Pero si se tiene buena vista o se tiene bien graduada, si no se está más cansado, si no se tiene sueño, si no se ha tomado alcohol u otras drogas, etcétera, ese mayor peligro nocturno es insignificante.

                         Lo recuerdo ahora porque veo en la prensa que hay quienes intentan obligarnos a casarnos con la excusa de que los solteros tienen más accidentes de tráfico.  Pero esto se debe simplemente a que los solteros son mucho más jóvenes que los casados, tienen menos experiencia en conducir, salen más de noche, etcétera. Vamos, que no todo el monte es orégano, y que no basta casarse para descuidar prestar atención a lo que se hace.

20121224. Éramos pocos…

España ha crecido como nunca en población esta década, superando los 47 millones de habitantes, y crece también como nunca el paro, alcanzando ya casi los seis millones. Sin embargo, hoy el principal titular en Internet de un diario capitalino es: “En España faltan 280.000 nacimientos”. El colmo es que ese el diario pretende portavoz de la razón, cuando en realidad lo hace, oficialmente, en nombre de una fe, cuyos representantes prometen renunciar a tener familia. Más aún, el cardenal promotor de la “Fiesta de las familias” en Madrid, al que se refiere ese artículo, vive en un palacio mientras que tiene abandonados a sus sobrinos. ¿Caben mayores contradicciones, mayor hipocresía, mayor daño a toda una sociedad española que este fomentar tan irresponsablemente la natalidad… ajena?

201303 Un Ministro peligrosamente desinformado.

Negando que lo haga por motivos religiosos, el piadosísimo Ministro del Interior ha afirmado que se opone al matrimonio gay –es decir, a nuestras leyes, poniéndolas así en peligro desde su puesto- por argumentos racionales, ya que “no garantiza la pervivencia de la especie”. Por supuesto que no lo garantiza: eso es una perogrullada, por no decir una tontería. Pero tampoco hace falta que lo haga.

Esto se debe a varias y reales razones científicas. Porque todos somos genéticamente bisexuales. Porque el número de homosexuales que se dicen exclusivos no supera el seis por ciento de la población. Porque muchos hijos son concebidos fuera del matrimonio. Y porque lo que con frecuencia no asegura de verdad la pervivencia de una especie es lo contrario: la excesiva proliferación; de modo que la naturaleza, cuando hay superpoblación en una especie –moscas o personas- fomenta la aparición de conductas homosexuales en los estadios superiores de la que los estadígrafos llamamos curva de Pearl.

Ministro de Zapatero, Fernández Díaz, dedícate a tus zapatos, sin intentar con falsas razones imponernos, debido a tus peculiares convicciones religiosas, conductas contrarias a las naturales y debidas en estas circunstancias para asegurar nuestra supervivencia. Más aún: nuestra crisis actual se debe en parte también a sus peculiares convicciones religiosas de que ciertos métodos anticonceptivos eficaces son “antinaturales”, prohibiéndonoslos o dificultando ahora su acceso, lo que ha agravado nuestra superpoblación, hacinamiento, contaminación, desempleo, etcétera.

20130303. Un Ministro peligrosamente desinformado.

Negando que lo haga por motivos religiosos, el piadosísimo Ministro del Interior ha afirmado que se opone al matrimonio gay –es decir, a nuestras leyes, poniéndolas así en peligro desde su puesto- por argumentos racionales, ya que “no garantiza la pervivencia de la especie”. Por supuesto que no lo garantiza: eso es una perogrullada, por no decir una tontería. Pero tampoco hace falta que lo haga.

Esto se debe a varias y reales razones científicas. Porque todos somos genéticamente bisexuales. Porque el número de homosexuales que se dicen exclusivos no supera el seis por ciento de la población. Porque muchos hijos son concebidos fuera del matrimonio. Y porque lo que con frecuencia no asegura de verdad la pervivencia de una especie es lo contrario: la excesiva proliferación; de modo que la naturaleza, cuando hay superpoblación en una especie –moscas o personas- fomenta la aparición de conductas homosexuales en los estadios superiores de la que los estadígrafos llamamos curva de Pearl.

Zapatero ministro Fernández Díaz, a tus zapatos, sin intentar con falsas razones imponernos, debido a sus peculiares convicciones religiosas, conductas a las que nos inclina la naturaleza para asegurar nuestra supervivencia. Más aún: nuestra crisis actual se debe en parte también a sus peculiares convicciones religiosas de que ciertos métodos anticonceptivos eficaces son “antinaturales”, prohibiéndonoslos o dificultando ahora su acceso, lo que ha agravado nuestra superpoblación hacinamiento, contaminación, desempleo, etcétera.

20131224. No hay derecho.

No hay derecho que la valenciana Regadera* intente en una carta vendernos un huevo como si fuera ya un gallo, o una castaña como si fuera un árbol; o incluso como si valiera más. No hay “conflicto entre dos derechos” entre un embrión o un feto y una persona de verdad, una mujer, que es la única existente y por tanto con derecho a decidir.  Claro que Regadera  no habla de lo que realmente existe, un embrión o un feto,  sino de “niño”, “hijo” y “creatura”, empezando por calificarlo sólo de “creatura”, para intentar que vayamos cayendo en su gravísima estafa, que intenta esclavizar del modo más íntimo y perverso, por engaño o por la fuerza de una ley injusta, a las demás mujeres, como ya lo está ella misma. ¡No hay derecho!

20131228. Rouco y Jesús.  

“Jesús prefería al célibe. Rouco, al mártir familiar” Ese irónico cartel de protesta ante la Fiesta de la Familia del año pasado resume lo que ya sabe todo católico culto. En la Iglesia, los pastores son solteros, dejando el matrimonio para el “rebaño”; “para la tropa”, como diría Escrivá de Balaguer.

¿Por qué Rouco, al revés de Jesús y la milenaria tradición de la Iglesia católica, exalta la cantidad sobre una pretendida calidad? Muy sencillo: porque, al revés de lo que presumían en sus orígenes, hoy “los católicos nacen, no se hacen”, sino que, ya adultos, se deshacen, abandonan a esos malos “pastores”. Los obispos, para mantener su poder político, buscan mantener  grey prohibiendo los anticonceptivos, el aborto, etcétera y exaltando el valor de las familias numerosas, “escuela de abnegación”,  de mártires de Rouco y sus colegas. Un Rouco a quien los cristianos de base esperan que el papa sustituya por fin por alguien “al que se le pueda llamar cristiano”; porque en Madrid, como nos atribuye a los demás en clara proyección freudiana, él ya “ha pecado demasiado” contra los desahuciados, los pobres y los trabajadores, siempre aliado con los de arriba en su insaciable “hambre de oro” y poder.

20140311. Amor irracional a los irracionales.                         

Todos los extremos son malos. El mismo amor de madre, exagerado, crea auténticos monstruos. En modo parecido, una pasión irracional hacia los animales está acabando con ellos a marchas forzadas. Un cierto control de las poblaciones es necesario para sobrevivir, y sobrevivir bien, en todas las especies, incluida, por supuesto, la nuestra. La superpoblación lleva rápidamente a la miseria y la guerra, crisis que estamos sufriendo a escala global, empezando por Europa desde hace dos siglos. A escala familiar, “cuando los padres quisieron más a sus hijos, tuvieron menos”.

Respecto a los demás animales, la creciente corriente por sobreprotegerlos, paternalismo o maternalismo, está contribuyendo llevando rápidamente a su disminución e incluso extinción.  Falta, sobre todo, atacar el problema de fondo: la superpoblación humana, que no permite ya que vivamos dignamente ni nosotros, es lo que lleva a eliminar a los más débiles, que son ellos. Como los problemas del Sur no se arreglarán bien con ayudas al Tercer Mundo, sino disminuyendo el exceso de consumo del Norte, tampoco se podrá evitar el genocidio acelerado que estamos cometiendo con las demás especies mientras no controlemos mejor el número de individuos de la nuestra.

20140421. Balón de oro aplastante.

El coste del evento deportivo crece al ritmo del descontento” en Brasil, dice el titular de primera página del diario de mayor tirada en España (EL PAÍS, 21.04.2014). La realidad, como desmiente el mismo diario en interiores, es la contraria. Es el descontento popular el que crece por el coste faraónico del Mundial de fútbol, ya más de cuatro veces superior a lo presupuestado, y más que lo gastado por Alemania y Sudáfrica juntas, mientras disminuyen los gastos sociales y en infraestructuras imprescindibles.

Ese balón, realmente de oro para algunos parásitos sociales y, en particular, para la cada vez más impresentable FIFA, aplasta a un pueblo consciente de sus necesidades y derechos,  que no se deja ya engañar por  ese nuevo becerro de oro, hoy en forma de balón, que exige hasta sacrificios humanos. Y no se trata sólo de la así pertinaz pobreza de muchos, ni los muchos obreros muertos en la construcción apresurada de los estadios, sino del real y sangriento asesinato de niños de la calle que –según documenta en Recife un periodista europeo, Mikkel Jensen, que ha tenido que huir del país- sacrificados “para no causar mala impresión a los turistas del Mundial”, cuyo número, ante tan malas e incluso siniestras noticias, no cesa de calcularse a la baja.

20140602. Agresión intolerable. 

Apenas cabe pensar una violación más grave a un ser humano, a su pareja y a su familia entera, que forzar a una mujer tener un hijo. Sin embargo, cuando hay un individuo que se esfuerza por forzar a centenares de miles de mujeres, no faltan quienes consideren como agresoras a cuatro de esas mujeres que intentan defenderse de violador lanzándole unas prendas teñidas de sangre para que reflexione y rectifique, evitando recuerdan las muchas muertes que su  feroz violencia producirá  en no pocas mujeres desesperadas.

¿Será violencia, entonces, que esas mujeres mostraran sus pechos? Pero ¿qué persona equilibrada, que no necesite ir al psiquiatra, “se avergonzará de ver lo que Dios no se avergonzó de crear”, como decían los Padres de la Iglesia, que durante muchos siglos administraba en sus templo el  bautismo a adultos completamente desnudos? Esos falsos cristianos no hacen sino imitar al ridículo Tartufo de Molière: “Cúbrete el seno, que yo no pueda verlo”; son los peores fariseos que, mientras cometen gravísimos pecados, pretenden disimularlos imponiendo hábitos supersticiosos, incluso invocando el nombre de su máximo enemigo y víctima, Jesús.

20140720. Premio por no abortar.

A una pobre mujer portuguesa, ya con tres hijos, un médico le prohíbe abortar porque “sólo tiene 30 años y el niño será la alegría de la casa”. Intenta un remedio casero, que falla. Pasa por mil estrecheces económicas y la tiranía de su marido, del que no se divorcia por sus cuatro hijos y porque el padre  de ella –tan “decente” como el médico-  la molería a correazos. Pero Dios la premia, porque ese cuarto hijo ganará dinero a patadas, será el futbolista Ronaldo.

¿Qué medio difunde por todo lo alto ese vomitivo alegato antiabortista? Tiene usted toda la razón: no puede ser otro que el diario madrileño representante oficial del Vaticano. Y ¿qué madre es capaz de airear así esos detalles sobre su hijo, un aborto fracasado? También está claro: la que es capaz de inculcarle comportarse como él lo hace por dinero.

20150120. Católicos, no conejos.

En su ardua tarea de “poner al día” (el famoso “aggiornamento”) a la Iglesia, el papa Francisco ha tocado, con su lenguaje llano, un punto esencial, defendiendo un  “paternidad responsable” contra “quienes creen que para ser buen católico hay que ser como conejos”. La Iglesia prefirió siempre la calidad sobre la cantidad, y fue acusada hasta el siglo XVIII de despoblar los países. Entonces empezó en parte de Europa y Norteamérica una fuerte disminución de la mortalidad, sobre todo infantil, por los progresos en alimentación, sanidad y medicina. Ya no fue necesario parir seis hijos para que llegaran vivos a reproducirse dos o tres, muriendo casi la mitad en los primeros meses o años, de modo que la familia con seis hijos vivos era la excepción, no la regla, como todavía mostraban hacia 1970 los censos en algunos países de Suramérica.

Sin embargo, estos cambios tan positivos para los disminución de la mortalidad no fueron acompañados –por intereses políticos, económicos de los dominantes- de una correspondiente limitación de la natalidad.   Esto originó la primera explosión poblacional, con emigraciones masivas, imperiales, de Europa al resto del planeta. Tras la segunda guerra  mundial, la segunda explosión poblacional, la del Sur, ha multiplicado la miseria que ya originara o agravara al ser sometido por la expansión de  Occidente.

Hoy, en un mundo empobrecido y erosionado al límite, la paternidad responsable, junto con una mucho más justa distribución de los recursos existentes, es imprescindible para las crisis en las que ya estamos inmersos. El descontrol natal todavía existente origina o agrava muchos problemas de discriminación nacional, racial o religiosa, que derivan incluso en muchas guerras declaradas o larvadas, con las que se intenta negar a los demás un nivel de vida insostenible ya a nivel global en un mundo superpoblado.

20180423 SEXO Y PENSIONES.

En otro intento por engañarnos, se está llegando a afirmar en titulares que para sostener las pensiones hace falta “potenciar la libido”, tener más hijos. Y eso en un país con tantos millones de parados y en un mundo en que la productividad hace tiempo que no depende de cuantos empuñen una azada –los agricultores no llegan al cuatro por ciento de la población-, sino de robots que eliminan cada día muchos empleos. Más aún, y, sobre todo, porque las pensiones no son una limosna, sino un ahorro forzado, durante toda una vida que, si ha sido robado por los gobernantes que lo administraban, debiera ser restituido en Justicia, con sus respectivos intereses, por el Estado.

20180907. Dominad la tierra.

Hoy, 8 de septiembre, es un día de alerta mundial. Hasta el papa, cuya misión parecería ser sólo dirigirnos al cielo, ha dedicado su primer mensaje a hablarnos del nuestro planeta. Pero es lo más lógico, porque hemos exagerado hasta la locura el primer mensaje de Yahvé: “Multiplicaos y dominad la tierra” a la primera pareja.

Hoy que somos unos siete mil quinientos millones, Francisco nos que, “no debemos multiplicarnos como conejos” destruyendo con ello y con el desbocado e injusto consumismo de unos pocos, la tierra que ya hemos dominado; acabando ya incluso con parte del cielo, la capa de ozono, que nos protege de morir abrasados todos por un infernal calentamiento global. ¿Tendremos por fin el elemental sentido común, instinto de conservación, para actuar antes de que los actuales ya gravísimos síntomas hagan irreversible las consecuencias de nuestros insensatos excesos?

20181212. Infierno demográfico.

Las familias españolas han ido disminuyendo su descendencia para adaptarla a las circunstancias reales existentes, coincidiendo con los análisis que hice hace ya tiempo en mi libro “Demasiados españoles”. Esto ha beneficiado a todos, excepto a los pocos a los que interesa un gran exceso de población para mantener bajos los salarios y un nivel de pobreza que haga creíble la existencia de un infierno, incluso también en otra vida.

Los ideólogos de esas tendencias manipulan cifras e inventan falsos argumentos para intentar convencernos que hace falta aún más población. Como ahora hace, jugando con las estadísticas del INE, A. Macarrón, autor de “El suicidio demográfico de España” y director de su Fundación Renacimiento Demográfico, entre cuyos 4 patronos y 11 asesores no hay ningún titulado en demografía; fundación que se declara independiente, lo que hace sonreír al que conoce la tendencia política de algunos de ellos.

El terrorismo verbal empleado revela que trata impresionar con su terrorismo demográfico, no de convencer racionalmente. Lo más suave es su amenaza de que la baja natalidad acabe con el Estado de bienestar, cuando es eso lo que consiguen de hecho los bajos salarios que permite la superpoblación. Y lo más exagerado, por supuesto, es su ya mencionado “suicidio”, “hundimiento” y muerte de España, pasando, entre mil “alarmas”, por advertir contra el “invierno demográfico”, como si el invierno no fuera una etapa más de la vida.                           

El daño causado por estos extremistas sería menor si sus gritos no resonaran tanto debido al silencio de demasiados demógrafos. En algunos, por descuidar su responsabilidad social. En otros, por conservar sus puestos de trabajo (hay pocos y casi todos con grandes corporaciones, con claros intereses) y en algunos por urgirnos el atender las crisis políticas, ya sea como actores -como mi compañero en demografía Leguina- o como profesor también de política y comentarista crítico independiente en mi caso. Para empezar a suplir esta carencia, recordemos algunos hechos básicos: 

  1. España tiene hoy más del doble de población que hace cien años.
  2. La natalidad baja en parte porque ya casi todos los nacidos sobreviven; antes, en las sociedades preindustriales, morían la mitad antes de procrear y había que procrear seis para que alguno pudiera ayudar a sus padres.
  3. Las pensiones públicas, como las privadas, no deberían depender, como se nos quiere hacer creer, de los trabajadores actuales, sino de ese ahorro forzoso nuestro y de sus intereses.
  4. La enorme tasa de desempleo permanente prueba que no faltan trabajadores.
  5. España consume en medio año sus productos, debiendo importarlos después… mientras subsista el colonialismo mundial del Norte. Esto será cada vez más difícil, y nuestra necesidad de importar para tanta población será más angustiosa, por el ya grave cambio climático que afectará de modo especial a nuestro país.

20200405 Irlanda ya no se lava las manos.

Un hongo de la patata hizo perder a Irlanda, por hambre o emigración, un tercio de su población en cinco años, a partir de los 6,5 millones que tenía en 1845.  La solución de reprimir mucho más la vida sexual, con ayuda de la religión, aumentó la pérdida de población hasta menos de la mitad de la original, cayendo a 2,9 millones en 1936, con un récord mundial de internados por desequilibrios mentales. Sólo la rebelión de los jóvenes ha ido rompiendo esa esclavitud física y mental, cambiando sus leyes draconianas y alcanzando los 4,7 millones.

Prueba de también de esa liberación mental y física es el su Gobierno acabe de recomendar, contra el coronavirus, una “masturbación higiénica”. Como sexólogo, me ruborizó la noticia, pues no estaba al día de esa modalidad erótica de tan popular actividad. La letra pequeña me tranquilizó: se trata de la tan simple como recomendable medida de lavarse bien las manos antes y después del acto. Mis felicitaciones a la nueva Irlanda por no lavarse ya las manos mal como hizo Pilatos, sino bien, esforzándose por salvar la vida de todos en vez de los prejuicios centenarios de algunos de sus ciudadanos.

20210516. Falsos temores de envejecimiento.

Hoy día, un irresponsable puede, con un vehículo, provocar sustos de muerte y daños irreparables. En modo parecido, un irresponsable, con una maquinita de calcular manejada alocadamente, puede producir una larga serie de cifras que, con su aparente exactitud, produzcan temores y reacciones proporcionalmente tan erróneas y, ellas ya sí, realmente muy dañinas. Y el colmo es que ese irresponsable nos venga de fuera, y avalado nada menos que por las Naciones Unidas, para asustarnos, regañarnos y decirnos la barbaridad que deberíamos hacer.

Si ya resulta difícil captar y valorar lo que está pasando ahora, todos los especialistas en ciencias sociales (economistas, sociólogos, demógrafos, etc.) sabemos lo difícil que es hacer proyecciones a corto y medio plazo; a largo y muy largo plazo el hacerlas (siempre se hacen por algo), el divulgarlas, el insistir en ellas son otros tantos pasos que van alejando de la ciencia y acercando a la profecía, adivinanza y (mala) política que se basa en estos pseudo conocimientos para propugnar comportamiento azarosos o directamente erróneos.

En un mundo superpoblado que, siguiendo el mal ejemplo de los países industrializados desde el siglo xix, su población en el siglo veinte, España también ha duplicado su población en ese tiempo, siendo su mayor crecimiento desmesurado en los veinte años de «alegrías del desarrollismo»: diez millones más de 1955 a 1975. Cuando ahora, respondiendo adecuadamente al  que desde hace tiempo ha sido considerado por más expertos de todo tipo como el más grave problema mundial, la superpoblación, España constituye un ejemplo de  solución, vienen de fuera…

2021016. Atenas o Esparta. Autolimitarnos o matarnos.

Un jugador estrella, Marco Lehmann, ha sido “invitado” a matarse por ser homosexual, por alguien que muestra, además de su intolerancia, una ignorancia supina.  Porque la población mundial se ha triplicado en 75 años. En esos casos, como prueba la historia y múltiples pruebas de laboratorio con otros seres sexuales, si no se frena ese crecimiento con prácticas sexuales no reproductivas (una feroz represión del sexo aumenta la agresividad), surge la violencia individual y colectiva, guerras y epidemias entre los pueblos hacinados.

Hay que escoger: O el amor platónico de Atenas y otras prácticas sexuales esterilizantes o la guerra continua de Esparta, con más barreras y guerras locales o mundiales. Los homosexuales, presionados por la naturaleza, alivian algo la presión de la población sobre alimentos y espacio., etc. El suicida, también; pero que lo practique primero también y no nos jorobe tanto quien lo predica para los demás.