20041120. Cebrián González.
A las nuevas generaciones les puede parecer de lo más natural la estrecha y amigable colaboración entre el ex presidente F. González y el periodista J. L. Cebrián. Yo recuerdo haber escuchado por la radio una entrevista en directo en la que le preguntaban a éste último su opinión sobre diferentes políticos europeos. “F. González es un hombre capaz de cambiar radicalmente de opinión y convencerse que los que han cambiado son los demás. El poder lo ha maleado”, fue toda su lapidaria respuesta… hace unos veinte años. Dada la posterior trayectoria personal del mismo Cebrián, que hacen de aquella apretada y definitiva síntesis sobre González un precoz pero no menos acertado auto diagnóstico de su propia carrera, tampoco a mí me resulta extraña ya ahora la íntima afinidad entre ambos personajes. ¡Pobre país!
20041030. Manipulación política.
Aun presumiendo de ser ya adulta, como hacen todos los adolescentes, nuestra democracia es todavía tan joven que son pocos los que realmente creen -y menos aún los que practican- aquello de que “la democracia consiste, más que en la imposición de las mayorías, en el respeto a las minorías” (Stuart Mill). Con todo, yo me resistía a creer que el nuevo talante fuera tan poco “nuevo” que incluyera el manipular e incluso insultar al adversario político desde los mismos (des)informativos de Radio Nacional.
Sin embargo, el mismo día de la firma en Roma de la Constitución europea tuve que cambiar de opinión. En efecto: oí sostener al corresponsal en Alemania que allí no habría problema con un referéndum de ratificación, porque tanto la derecha como la izquierda querían estar en la UE, lo que es otra manera, tanto más eficaz cuanto que es indirecta, de afirmar que quienes nos oponemos a esta formulación actual no queremos otra (mejor) Constitución, e incluso pretendemos acabar con la UE. El locutor que coordinaba, en vez de corregir al corresponsal, y sin duda para justificar su mayor sueldo, añadió el insulto de decir que en España la aprobación del referéndum tendría que vencer sólo los obstáculos de la indiferencia y la ignorancia. Vamos, que no se puede decir más claro que quienes no pensamos conforme a la línea oficial somos unos pasotas o unos ignorantes. Es de juzgado de guardia.
Si esto es así ahora ¿qué será cuando se acerquen el momento de la votación? ¿A qué presiones y manipulaciones nos veremos sometidos los ciudadanos, para vergüenza e indignación de todas las personas honradas, incluidas aquellas que de buena fe están de acuerdo con la opinión que tan inmoralmente intenta imponerse a todos?
20040929. Carteles Delgado.
Yahvé prometió a Jonás que no destruiría Nínive si encontraba a diez justos, lo que le fue imposible. En vano he esperado encontrar diez amantes de la democracia que salieran en defensa de la libertad de expresión tras las amenazas del Ayuntamiento de dar otra vuelta de tuerca y hacer callar aún más a los ciudadanos, con reglamentos provenientes de tiempos de la dictadura. Por fin, he podido encontrar el artículo del Fernando Delgado “A favor del pasquín” (EL PAÍS, 28 de septiembre de 2004)
El mal viene de lejos. La Concejalía de Limpieza ha asumido hace tiempo el tono de “limpieza ideológica”, cultural y hasta económica (perjudicando la economía de los de abajo, por supuesto). Bien claro queda su mentalidad en los focos policiacos de sus vehículos y el tono amenazador de algunos de sus esbirros, que no empleados al servicio de los ciudadanos que los pagamos con ese dinero que utilizan para reprimirnos. Su menosprecio al público ha quedado expresado, para que no quede dudas, hasta en un humillante dibujo publicado por esa Concejalía en el que se ve a un oso (ellos) agarrando de modo indigno al ciudadano que no se le somete por entero. “Limpia” represión, de corte pretendidamente racional, moderno, hasta ecológico, pero que aumenta los problemas económicos de quien tiene que dar clases, alquilar una habitación o conseguir un empleo doméstico, de quienes pretenden fomentar la cultura con charlas, conciertos o teatros de modesto presupuesto, para no hablar de quienes intentan intervenir en la vida social y política, reservada así a los de muy arriba. Mientras, como denuncia Fernando Delgado, ese Ayuntamiento (anti)popular agobia la ciudad con enormes cartelones que estorban el paso a los peatones y hasta un tráfico seguro, al obstruir las esquinas.
Conociendo el paño de cerca, desde hace muchos años, no confío, como Fernando Delgado, que esa Concejalía rectifique, reabra y mejore los lugares destinados antaño a la expresión de esas necesidades e inquietudes ciudadanas. Si, en cambio, espero que no nos falle el nuevo Gobierno del PSOE, cuyos militantes padecieron en Madrid la persecución de esos represores cuanto estaba en la oposición, y que ilegalice, como contrarias que son a la Constitución, esas normas retomadas del franquismo, que tan a las claras muestran el espíritu antidemocrático de quienes las emplean, y que éstos sufran el rechazo ciudadano por esa nueva ley mordaza con la que nos quieren hacer callar.
20040921. Cartas en la prensa, víctimas de guerra.
Apuntándose al autoritarismo creciente, un diario capitalino disminuye y hasta elimina cada vez con mayor frecuencia el pequeño espacio -menos de un 0,25%- que «concede» a la opinión de sus lectores.
Hoy, 8 de abril de 1999, veo con consternación que EL PAÍS lo imita, suprimiendo esa sección para colocar otra opinión «autorizada» más sobre la guerra en Yugoslavia. ¿Será eso una prueba más de que la primera víctima de los conflictos bélicos es, con la verdad, la democracia?
20040921. Propaganda en los buzones.
Aunque algunos pudieran, «España no puede» gastar tanta electricidad, decía uno de los primeros y mejores lemas ecológicos, que convendría rescatar, no sólo respecto a las fuentes de energía, sino, entre otras materias primas, al papel. Entre quienes «pierden los papeles», los derrochan, hay que denunciar por su inconsciencia a ciertas grandes superficies, que inundan nuestros buzones con folletos abusivamente grandes y antiecológicos también por su calidad.
A ese perjuicio a nuestros recursos hay que añadir, en este caso, la hostilidad que crea en los usuarios contra toda la publicidad por buzoneo, tan necesaria para el pequeño comercio y servicios de la zona, (tan útiles, económicos y creadores de empleo); su artificial agotamiento de la capacidad de nuestros buzones, hasta provocar atascos; e incluso el perjuicio que causan por inseguridad que provocan, al dar pistas a los ladrones de quienes nos ausentamos, aunque sea por pocos días, de nuestras casas (pues siguen enviando irresponsablemente su propaganda voluminosa incluso en Semana Santa o verano). En espera de que la autoridad competente regule los volúmenes máximos de esos impresos, sirva la progresiva protesta ciudadana para ir moderando esos abusos.
20040921. Bonal, pésimo periodista.
Las distintas opiniones políticas nos enriquecen, si se expresan como se debe: explicándolas del modo más ecuánime posible, con datos relevantes, analizando sus repercusiones objetivas, etc. Limitarse a atribuir a los contrarios todas las malas intenciones es no sólo una falta de profesionalidad, sino de ética personal, proyectándose demasiado.
Si encima esa «argumentación» se «refuerza» con un lenguaje insultante como al hablar de «excrecencia», entonces hay que decir que por respeto a YA y a sus lectores YA no deberían figurar, ni en la sección de publicidad, escritos como el de Francisco Bonal, «Los balseros del PDNI» (metáfora por lo demás bien racista), el 24-IX-1997.
Luis Montalvo García. Atocha 23. Madrid.
20040907. Ardillas en el Retiro.
Casi toda una página, a seis columnas, dedica Ritama Muñoz-Rojas al «misterio-noticia»: «El Retiro de las ardillas. Los roedores del parque han descendido en un año de 145 a 37 sin que el Ayuntamiento conozca la causa» (El País, 15-III-1999).
Ordenados los profusos datos, resulta simplemente que el número de ardillas «no puede superar nunca los 44,3 ejemplares por kilómetro cuadrado» (entre paréntesis: ¡qué ridiculez la de esos decimales!); y que, por tanto, el Retiro podría tener al máximo 51 ardillas en vez de 37. ¿Qué extraño es que tenga 37? Media columna sobraría para explicarlo bien todo, sin falsos misterios.
20040907. Anuncio degradante.
Me alegro de que se haya protestado públicamente
de ese nuevo ejemplo de la actual «publicidad agresiva e insultante», en la que «unos cantamañanas yanquis que se ríen del inglés que habla un español acomplejado y servil». Como dice también Dolores Sandoval, lo menos que podemos hacer, por dignidad, es boicotear a las empresas que así nos insultan.
20040907. Anuncio agobiante.
Sí, ya sé que eso se debe a que esa emisora -y me lo explico- no tiene encargos publicitarios más normales, y a que el autor de la obra está ligado a esa radio. De todos modos, oyente cautivo en un taxi, me parece demasiado tener que escuchar cuatro (4) veces en menos de cinco minutos, en horario de máxima audiencia, una interminable parrafada para intentar vender un libro que habla del Rastro, al precio «de ocasión» de «sólo» (sic) diez mil pesetas…
20040906. No sabe ni el abc del mejorar.
Un enorme complejo de culpabilidad agobia a un diario archiconservador de Madrid, que acaba de modernizar un poco su formato (no, por desgracia, su contenido). Para disculparse, nos grita desde todos los medios de comunicación: «El que nada cambia, nada hace. Nada tiene. Nada es». Todo un ejemplo antológico de ilogicidad formal, a la que ya nos tiene acostumbrados. Por lo demás, su conclusión: «El que nada tiene, nada es» va directamente contra el abc del «espíritu cristiano» con el que de ordinario intenta justificarse, e incluso contra cualquier humanismo digno de ese nombre.
20040513. Lula borracho.
Si hubiera aquí tanto espíritu corporativo entre presidentes autonómicos como hay entre ciertos periodistas, otro gallo nos cantara. Cuando el presidente autonómico murciano declara, sin pruebas, que Maragall es un borracho, se arma un cisco, y debe rectificar. Pero cuando un corresponsal estadounidense escribe, sin pruebas, que el presidente del Brasil es un borracho, no falta aquí otro periodista que defienda que eso es libertad de expresión. ¿Verdad… señor Luis del Val?
20040509. Inquisidores contra carteles..
Se suele decir que el peor pecado nuestro es la envidia, que lleva a hundir en lugar de ayudar al prójimo. Y tenemos bien ganada fama de país de la Inquisición. Ambas pésimas y relacionadas tendencias se manifiestan al desnudo en la carta a EL PERIÓDICO de una señora que, no contenta con practicarlas, nos incita a ser como ella, hundiendo a quien pide un empleo o debe vender un objeto o piso., etc., es decir, las personas más necesitadas.
El método para practicar ese deporte a que tan sádicamente ella se dedica es muy sencillo: ir quitando los carteles que piden empleo, venden objetos, etc. La excusa que ella da es que hay algunas agencias profesionales de venta que abusan y ponen demasiados carteles. Como si, porque algunos provocan accidentes, tuviéramos que prohibir la circulación rodada. ¡Qué pena tener todavía esos apóstoles que arte de fastidiar al prójimo con “buenas” excusas, que me recuerdan a los que, con achaque de religión, no dejaban ni dormir en paz al prójimo con sus “Rosarios de la aurora”!
20040129. Televisión y Gobierno de perna.
“El director de la Televisión pública dimite después de la condena del juez”. Me sorprendió gratamente este titular, que mostraba, aunque tarde, una reacción digna y democrática. Por desgracia, el texto aclaraba que no se trataba de una dimisión tras la condena judicial por mentir al (des)informar sobre la huelga contra el “decretazo”, sino del director de BBC británica. “España es diferente”, nuestra democracia es más… folklórica. Aquí no sólo no dimite nadie, sino que el más directamente implicado en urdir las mentiras, Urdaci, puede dar a (des)conocer, desfigurándola, esa misma rectificación a que le obliga la ley tras la condena judicial, y encima recibir después felicitaciones por ser tan “listo”, e incluso una recompensa pública… por buen periodista. Y, que todo hay que decirlo, y dar a cada uno su lamentable responsabilidad, esa cadena televisiva puede seguir siendo, después de toda esa vergüenza, la más escuchada, y ese gobierno, el más votado.
20040122. Carteles virtuales.
Manuel Alcántara se ha quedado corto. Ha denunciado, sí, que el Ministerio de Zaplana se ha gastado el año pasado más del doble en propaganda, tan partidista que ha tenido que ser parada por la Junta Electoral. Pero, a pesar de titular su artículo “Prohibido fijar carteles” se ha limitado a hablar de los –más costosos e influyentes, sin duda- “virtuales” “carteles en el interior del cerebro de los votantes”. Le ha faltado añadir que el PP ha hecho una “limpieza censuradora”, ya desde hace tiempo y en casi toda España, de los carteles de verdad, más modestos, pero también eficaces, que son el único medio al alcance de la mayoría de pequeñas asociaciones y ciudadanos para expresar sus opiniones sociales, políticas y culturales.
Esa “limpieza”, que nos amordaza con un “servicio de censura” que debemos pagar todos, ha llegado hasta el extremo de que ya casi nadie se atreve ni a imprimir carteles que van a ser arrancados de inmediato, y que los mismos partidos importantes, que tiene acceso a los medios de comunicación más costosos, favorecidos por esa discriminación –por lo que no protestan como debieran desde la oposición contra ese recorte anticonstitucional de libertad de expresión- han pasado a hacer pegadas sólo “virtuales” de carteles al empezar sus campañas electorales.
20040112. Censura interior.
No es que no informen, no. Al contrario: algunos medios destacan por narrarnos día tras día, con pelos y señales, las corrupciones políticas con las industrias de armamentos y carburantes, los recortes de los presupuestos sociales para pagar las guerras, las protestas populares, la censura gubernamental, la pérdida de libertades democráticas… sólo que estos hechos se refieren casi siempre al extranjero. “España va francamente bien”.
20040111. Publicidad irracional.
En una sociedad de mercado, los anuncios tienen un papel creciente en nuestras vidas, no sólo reflejando, sino también modelando y fomentando un determinado tipo de lenguaje y comportamiento, según se ha subrayado con frecuencia. Más sutil, y menos observado, ha sido un elemento intermedio: el tipo de discurso empleado para adoptar las decisiones. No hablo sólo de “raciocinio”, porque, precisamente, de modo alarmante para quien quiera seguir siendo un “animal… racional”, la publicidad hoy refleja y fomenta una mentalidad descaradamente antirracional, dando por supuesto, considerando adecuados y poniendo de moda procesos mentales plenamente irracionales en la toma de decisiones.
Sirva de antológico ejemplo el anuncio actual que nos invita a confiar nada menos que el dinero fruto de nuestro trabajo a una entidad financiera con el argumento totalmente irracional, inducido ya por la voz atrayente de un niño que toma decisiones movido sólo por la coincidencia de hechos muy heterogéneos en el número cinco, en que esa entidad nos da también un cinco por ciento… Estamos aquí ante algo mucho más grave que una posible propaganda comercial incorrecta, objeto de preocupación específica de una Asociación de Consumidores; se trata de una mentalidad que promueve –de modo inconsciente, por supuesto, y por eso mismo más eficaz y peligrosamente- el tomar decisiones importantes por mero capricho, irracionalmente, “porque me da la gana”. No se puede abonar mejor el terreno a ideologías políticas pre democráticas, de las que todavía la mayoría de los españoles tenemos demasiada experiencia.
20040102. Censuran las manifestaciones por la paz.
La oleada antidemocrática mundial que nos invade, en particular al socaire del 11 de septiembre, ha encontrado un terreno demasiado bien abonado en España en la mayoría absoluta del PP. El último escándalo de 2003 en el Parlamento, al aprovechar el PP el lamentable plan Ibarretxe para reintroducir el delito político en el Código Penal, contra todos los demás grupos de la Cámara, sintetiza a nivel institucional el alarmante grado de desmantelamiento de la democracia al que hemos llegado.
Ese no representar de hecho al pueblo, más aún, no quererlo ni poderlo ver, encuentra su expresión gráfica en las televisiones, casi todas cada vez más monopolizadas por el Gobierno. Esas cámaras manipuladas ignoran simplemente las manifestaciones realmente populares (no populistas, del PP); y cuando ya no pueden hacerlo, las manipulan descaradamente, como ha dictaminado incluso la Justicia respecto a la del Decretazo.
Así comenzó también este año, en el que esas televisiones serviles al Gobierno no quisieron ver, dar relieve al pueblo agolpado en la Puerta del Sol, sino sólo al reloj o a sus propios comparsas. Quizá porque ese pueblo no respondía de nuevo como el Gobierno quisiera, expresando con banderas y pancartas distintas reivindicaciones, especialmente con las muchas pancartas que reclamaban una paz que no llega de verdad a Afganistán, Irak, ni a tantas otras partes del planeta, con tantas indebidas víctimas, incluso españolas, desde los periodistas Couso y Anguita hasta tantos militares enviados por un Gobierno que contradice el deseo de paz casi unánime de los ciudadanos. ¡Ojalá en 2004 podamos frenar a esos fanáticos belicistas, que tan trágicamente están dividiendo, “por seguridad” (para dominarnos a todos mejor) a los pueblos, tanto fuera como dentro de nuestras fronteras!
2004XXXX. La sección de cartas en las democracias avanzadas.
Cuando se compara el lugar preferente, el amplio espacio y la gran cantidad de cartas, incluso contrarias a su línea editorial, que publican los periódicos de las «democracias avanzadas», como, por ejemplo, Times, con lo que ocurre en casi todos los periódicos españoles, se puede comprender con facilidad la distancia que nos separa.
2004XXXX. Disminuye la sección de cartas en D16.
Quizá se deba a un cierto reajuste en los lectores, al variar el equipo de Diario 16, pero observo que hay muy pocas cartas, casi ninguna. Al menos, así sale publicada esa sección. Y lo siento, porque, dada la variedad de participantes y temas, su brevedad, etc., es -como usted sabrá mejor que yo- de las más leídas; a mí también me gusta e incluso algunas veces he participado en ella.