Cartas a la prensa – Monarquía 12 – 2023

  1. Los reyes holgazanes. 12

Cuanto más intentan justificarlo, más la pifian. Un diario que pretenden tener siempre y desde su titular “LA Razón” (sólo hay una, la suya) publica unas cifras intentando desmentir que “nuestros” reyes, aunque también sean de origen francés, como los merovingios, no son parecidos a aquellos decadentes últimos “reyes holgazanes”, depuestos por inútiles por el Papa, que dio el puesto a sus mayordomos, que eran los que sí trabajaban.

“LA Razón” argumenta el Borbón ha sido el rey europeo que ha asistido a más actos públicos, 194 en un año, aunque sea leyendo un discursito preparado por los que ya realmente mandan. O sea, que encima tiene 175 días de plenas vacaciones y ese sueldo y extras que ya han llevado a su padre a un vergonzoso destierro, anticipando el destino de esa arcaica institución. Mientras, eso sí, también Felipe VI vive como un rey.

 

  1. Froilán y su “irresponsable” abuelo. 12

Leo en titulares que las miserables “hazañas” de Froilán desprestigian a la monarquía, por lo que lo envían al refugio de Juan Carlos I, su abuelo; brillante idea para que le enseñe como mantenerse también 40 años en ese cargo, haciendo lo que le da la real gana, como durante siglos.

Ese mérito lo comparten los Borbones con un pueblo tan bien domado por el franquismo soporta estoicamente esa vergonzosa estirpe. También un Gobierno “de izquierdas” que, cuando ya la mayoría se pronuncia contra tanta corrupción, tiene la brillante idea de pedirle a la Casa Real, como si estuviéramos en una monarquía absoluta, que consienta rebajar la antidemocrática, más aún, necia noción vigente de “irresponsabilidad” del rey. Esa necedad ha hecho reír mucho en palacio, que lógicamente ha respondido que no le gusta. Y así estamos.

 

  1. Quien se ríe realmente de quién. 12

Destacado en la prensa, se ha considerado muy avanzado y progre el que se dijera “Los Borbones tocando los cojones” cuando éste, en un gesto populista en Cádiz, se puso a tocar como otros con ese trasto. Pero ¿quién se ríe realmente de quién?  Todavía resuenan las risas de ese rey tras del portazo que dio a Sánchez cuando fue a pedirle permiso para limitar su impunidad, esa versallesca divinización de un pueblo servil que, en pleno siglo veintiuno, sigue siendo la base de su negocio real, como el de su santo padre.

“Pueblo manso, buen esclavo”. No fuimos ni cien los que protestamos en Madrid cuando Juan Carlos I volvió a España para reírse una vez más de sus mansos súbditos. Y las primeras manifestaciones del 14 de abril por una república han degenerado en alabanzas a la ayuda de Stalin (¡!) y están colonizadas hace años por unos fascistas castellanos que bajan militarizados a Madrid ese día y defienden -por aquello de los fueros- a los separatistas catalanes violentos, atacando por la espalda a quien no les obedezca, como consta por denuncia en comisaría, donde duerme como suele hacerlo realmente aquí la Justicia.

 

  1. El rey que se revolvió y volvió. 12

Bien escogido y educado por el anterior Jefe del Estado, el Borbón volvió tras sus cuarenta años de reinado, incluso sin avisar ni a su hijo reinante, que se enteró por la prensa, estando cercanas las elecciones y el mismo día -¡qué casualidad!- de la proclamación de la República. La causa no podía ser más importante ni urgente: para entrenarse a una regata, especialidad en la que, por una causa u otra, destacó siempre el Bribón, su barco. Sin duda su fiel y sumiso pueblo lo recibirá con tanto fervor y sumisión -excepto cuatro exaltados- como hace pocos meses.

 

20230413b, Muñeco de rey ahorcado. 12

A pocas horas de la imprevista y tan chocante vuelta de Juan Carlos I a España ha aparecido en la Universidad Complutense un muñeco de rey ahorcado. Ese tipo de provocaciones son tan estúpidas y suscitan un rechazo tan general que parecen forjadas por un extremismo contrario. De hecho, casi todos los españoles estamos contra la pena de muerte, cualquiera que sea el motivo. Y las encuestas revelan que, dada nuestra dura experiencia en el reciente pasado, ya la mayoría de la población preferimos ya un cambio pacífico, democrático, al sistema republicano vigente en la gran mayoría los países de nuestra Unión Europea. No nos dejemos engañar por los extremistas de uno u otro lado.

 

  1. Sí que has matado a alguien, mi rey. 12

Acusado por fin de múltiples crímenes, incluso en el ámbito familiar, gritaste que era muy exagerado el criticarte, porque “Yo no he matado a nadie”. Confesaste así, quizá sin querer en tu vejez, del modo más claro, lo que siempre negaste ante los demás y reprimiste en tu conciencia. Don Juan, que te conocía como nadie, hizo lo que poquísimos otros padres se hubieran visto obligados a realizar en esas circunstancias. Porque, cuando, tras un año de entrenamiento militar, volviste a casa, él ya había tenido la precaución de esconder con llave tu pistola. Pero tú conseguiste descubrir el escondrijo y, jugando (¿?) con tu hermano menor, el favorito de tu padre, lo mataste de un primer y único disparo. Entonces don Juan te hizo jurar que no habías cometido queriendo ese fratricidio, demasiado frecuente entre hijos de monarcas.

Toda tu historia posterior agrava al máximo las sospechas de don Juan, al que, con ayuda del dictador Franco, arrebataste también, esa vez sin matar, su derecho a ser rey. Después maltrataste al máximo a tu esposa e hijos, a las diez mil víctimas de tu sadismo sexual y a todo “tu” pueblo. A este último, tus cobardes e inmensos robos hicieron padecer a los más pobres, así como -y mucho más aún- a los de muchas naciones empobrecidas con tus corruptos contratos con los dictadores de países petroleros. Demasiado bien habías aprendido esos crímenes económicos de tu padre adoptivo y maestro, el hombre que, en guerra y en “paz de los cementerios”, ha hecho morir a más españoles, el dictador Franco, a quien todavía veneran, como a ti, los muchos cómplices de sus y tus crímenes.

Ese siniestro cúmulo de delitos te ha encallecido hasta olvidar a veces como hiciste también tu “Fortuna”, envenenando a tu pueblo, sobornado con yates con el nombre de esa marca de tabaco, la droga que más mata; riéndote, Borbón de cómo, “Bribón” descarado, como llamaste otro barco “regalado”, has conseguido mantenerte a flote, hasta el punto de negar el hecho mismo de ese tu tan provechoso fratricidio, que un hermano honrado jamás, jamás habría olvidado.

Los catalanes llamamos “mi rey” a nuestras personas más queridas. Yo te lo digo con la rabia infinita que tengo hacia quien, procedente de una vergonzosa estirpe monárquica de la que mi segunda patria, Francia, consiguió liberarse hace más de dos siglos, tanto ha contribuido a dañar España. Más aún, él también ha servido de excusa a otros ladrones de mi patria chica, Cataluña, para enfrentarnos con el resto de los españoles, restándonos a todos fuerzas para impedir que siguieras siendo nuestro tan indigno y cruel representante. Así has perjudicado a fondo muchos de los mayores valores de nuestras vidas, superando con creces, incluso, eso sí, riéndote, muy campechano al realizar tus fechorías. Eres, pues, peor aún que tu antepasado Fernando VII, “el rey felón”. Ojalá recibas pronto, aunque sea ya sólo en parte, el castigo ejemplar que tanto mereces.

 

20230422b. No es política, es moralidad. 12

 

En plena Puerta del Sol, presencié la discusión entre dos hombres. Uno de ellos, proclamándose monárquico, se enfrentaba al otro, que llevaba un cartel que decía: “El Borbón cínico y ladrón, a reírse de todos volvió”, y que explicó que su cartel no iba contra la monarquía, sino que la defendía de quien la desprestigiaba de hecho. Ese es precisamente el caso del rey emérito (mejor sería llamarle demérito), obligado dimitir por sus muchos y graves escándalos en distintos campos. La ignorancia o los intereses creados de ciertas capas sociales son las que permiten que hayamos sufrido otras bochornosas cuatro décadas de abusos por parte de quienes han ocupado la Jefatura del Estado, para perjuicio de todo y en beneficio de una corrupta oligarquía.

 

  1. La monarquía, anti eugénica.12

Se quiere defender la monarquía basándose en el principio de la transmisión genética de las buenas cualidades, cuando en realidad demuestra, con resultados incluso catastróficos, que va directamente contra el justo y principal tabú aprendido por nuestra especie: la prohibición del incesto.

En efecto: un primer rey educa a su hijo para mandar y aleja a otros pretendientes del poder. El hijo, como quizá ya su progenitor, suele casarse con hijas de tribus o Estados vecinos, lo que pronto se convierte en costumbre y crea una alta aristocracia muy emparentada, de “sangre azul” (en realidad, piel blanca del que no trabaja al sol).

Su degeneración genética los hace tan incapaces que ha llevado a la desaparición de casi todas las monarquías europeas. En España, tras múltiples y justas expulsiones de esos tan incapacitados jefes, todavía hemos vuelto a restaurar ese, a la larga, tan funesto sistema; peor aún, lo hemos hecho, a estas alturas, con tributos incluso divinos, como una insensata interpretación de inimputabilidad tota del rey, mantenida hasta por el Gobierno del PSOE-UP. Y así merecidamente nos va.

 

20230423b. Realmente nos lo merecemos.  12

“¿No quieres? ¡Pues dos tazas!”.  Tanto su hijo heredero como la gran mayoría de la población se ha vuelto a quejar de del nuevo y aún más descarado viaje del tan justamente destituido anterior Jefe del Estado. Pero como se le sigue rechazando con una muy vergonzosa timidez, el culpable se ha ensoberbecido y, más culo que nunca, no sólo acaba de alargar ahora su visita, sino que ha prometido volver en dos meses y con mayor frecuencia. Nada más natural en el personaje ni más merecido por nuestra parte.

 

20230507b. Dios no salvará al rey.12

La ceremonia de la coronación de Carlos III despedía el olor a naftalina de las películas mudas sobre el tema de hace un siglo. Empezando porque estaba orquestada mucho tiempo después de entrar en funciones ese rey en su cargo y por la vejez y cara del por fin -incapaz reconocido hasta por su propia madre Isabel II- destinado para reinar, rodeado encima para la ocasión de objetos que resaltaban su arcaísmo. Apenas cabría imaginar, pues, un ceremonial que pusiera más de relieve lo anticuado de un régimen que -con mil parches- mantiene todavía el Reino (poco) Unido y encima ahora de nuevo neciamente -ellos mismos lo reconocen- de la UE. No, Dios no salvará a ese rey mil años más, como se ha atrevido a pronosticar un periodista español.

Esto último indica nuestro propio y real problema. Porque los medios de difusión serios de otros países le han dedicado poco espacio e interés a ese espectáculo, que políticamente ya no les afecta. No así está, en España, en donde tanto han contribuido -y no pocos aún se siente orgullo de haber traicionado hasta ese punto a su profesión- en ocultar las vergüenzas de Juan Carlos I y sus indeseables, incluso “felones” antepasados. Recordemos que ese pésimo linaje, teórica fundación del sistema monárquico, tuvo que ser descabezado hace ya más de dos siglos en su mismo país. Pero que aquí incluso nuestro “progresista” gobierno actual ha retrocedido temeroso tras escuchar su negativa cuando tuvo la ridiculez de preguntar a Felipe VI si permitiría que se le retirara su prerrogativa divina, de inimputabilidad absoluta, que nuestro servilismo -o el de casi todos- le ha tan necia y nefastamente otorgado.

  1. Un rey gracioso. 12

Al recorrer la Feria del Libro, recordé una anécdota… real. Al inaugurar esa Feria hace años el anterior Borbón, preguntó en una caseta cuál era su especialidad. El encargado le respondió que los temas gais. Entonces el rey comentó: “¡Ah, de mariquitas!”, muy “gracioso”, en su sentido andaluz, sinónimo de “mal ángel” o “mal’age”. Pero ¿qué respeto merece en su conjunto un pueblo que le ríe tantas gracias como esa al “campechano”, endiosándolo?

Cierto que tras cuatro décadas su propio hijo Felipe lo echó del trono, pero sólo para mantener y disfrutar él de ese regio negocio, negándose rotundamente a matizar el alcance de su “irresponsabilidad” cuando el Gobierno actual tuvo la ingenuidad o, mejor dicho, la ingenua debilidad de consultarle para modificar ese insensato privilegio.

 

  1. Rey homicida y ladrón. 12

Cuando este domingo fui al mercado del Rastro, lo menos que esperaba era presenciar una reedición en vivo de “El rey está desnudo”, pero mucho más fuerte aún. Porque la desnudez puede ser accidental y no vergonzosa. Pero ahí, y no por un niño, sino por un veterano doctor y profesor, se denunciaba algo mucho más grave de un rey: ser homicida y ladrón; y encima venir a presumir, diciendo incluso -olvidando a su hermano- que “yo no he matado a nadie”, y gastando, -entre muchos otros más, de distintas maneras- los 54 millones que ha defraudado a Hacienda, es decir, a todos nosotros.

Ante la breve y rotunda denuncia del cartel: “Rey homicida y ladrón, a reírse de todos volvió” -hoy pasea en una regata gallega-, algunos sacaban fotos y otros se apresuraban a mostrar su acuerdo, como avergonzados -¿qué demócrata no lo estaría?- de no haber reaccionado durante 40 años contra sus gravísimos abusos contra todos, deshonrando España.

 

  1. Los incontables crímenes de un rey. 12 

Cuando en su primer regreso “recreativo” a España Juan Carlos I fue muy mal recibido, incluso por su misma familia, que le había expulsado porque sus muchos crímenes habían hecho peligro su empleo como monarcas, Juan Carlos I protestó indignado: “Yo no he matado a nadie”. O sea, que ni siquiera quería acordarse de su fratricidio, tan sospechoso que su mismo padre le hizo jurar que fue sin querer, pero que le hizo favorito de Franco, quien, también para mandar, mató y expulsó a más españoles que nadie en la historia.

La falta real de escrúpulos de ese hijo adoptivo de Franco quedó patente cuando con los años permitió que le fueran “regalando” sucesivos yates “Fortuna” por tabacaleros que se enriquecían con el cigarrillo más vendido, con la marca “FORTUNA”; cuando ya hasta en la vecina Francia se impedía llegar barcos con nombres de marcas de esa droga. Ese Borbón cometió así, a sabiendas, miles homicidios (había 60.000 muertos al año por tabaco) de españoles, que confiaron que si el rey hacía eso no podía estar colaborando en envenenarles.

De sus demás crímenes llenaríamos un libro. Recordemos sólo los 58.000.000€ que, certificado por la Justicia, robó de impuestos a Hacienda, parte de una “donación” de país petrolero, además de muchos tratados internacionales en los que sacó tajadas, dinero que hubiera podido salvar de la miseria y de la muerte por enfermedad a muchísimos españoles. Maldita sea, pues, hasta para los monárquicos, la memoria de este nuevo rey Borbón felón.

 

  1. Elocuente silenciamiento. 12

Nada más elocuente que ese pertinaz silencio. O, por decirlo claro, silenciamiento. Miles de personas, provenientes de toda España, incluido, entre otros, el representante del tercer partido estatal más votado, recorrieron el centro de la capital para reclamar la restauración del régimen democrático republicano. Pero el apagón informativo de los medios de difusión fue casi perfecto, “en cadena”… silenciosa, como en tiempos que creíamos felizmente superados. En cuanto profesor,  y a pesar de las protestas de tantos malos alumnos, ¿cómo podría aprobarles en educación para la democracia?

 

20231101.Recordar a muertos y vivos. 12

Me parece estupendo que tengamos un día para recordar más a los muertos, ya que todos los días tenemos que pensar, y mucho, en los vivos; máxime en algunos. Dios o el destino (ahora que podemos escoger el que queramos) ha hecho que el día anterior al de los muertos haya sido el del nombrar como heredera Borbón a Leonor, fiesta que ha reunido incluso a dos familiares tan vivos que han tenido que irse “algo” desterrados; de casta le viene al galgo el correr. La que no asistió, por “razones de agenda” fue la infanta Victoria Federica, de 23 años, aún jaleada por haber sido recién “pillada metiéndose en el bolso los regalos para otros en una gala solidaria contra el cáncer”; hecho que ha provocado jugosos comentarios sobre esa familia realmente tan… ingeniosa.