20210414. Ya no hay libertad.
Oído en el bar: “Ya no hay libertad. Ya no se puede ni fumar aquí, ni escupir en la calle, ni mandar a tu mujer, ni darle una patada al perro.” Lo he recordado hoy, tras lo que acaba de sostener Ayuso: “La defensa de la tauromaquia es la defensa de la libertad”. Dentro de poco, los madrileños, nativos o por adopción nuestra, votaremos para elegir qué clase de libertad queremos.
20210518. Dueños incívicos.
Vivo en un piso que, como tantos, queda cerca de una tienda de alimentación, un bar y un Banco. Dueños mal educados dejan atados sin bozal a sus puertas a sus perros que, con frecuencia, les reclaman así con fuertes ladridos, que soportamos todos menos sus amos.
Como antes con el fumar en interiores, sus responsables se ríen de nuestras molestias, queriendo ignorar que ese escandaloso e innecesario ruido fomenta en muchas personas no “sólo” molestias sino enfermedades que terminan con ellos. Unas multas a esos desaprensivos ayudarían mucho, como en el caso del tabaco, a mejorar la salud de todos.
20210525. San Ostos, torero y mártir.
Ostos, por si acaso no lo hacen otros, no ha dudado en sacarse él mismo en hombros de la plaza, diciendo de sí que “Tiene mucho mérito jugarse la vida para hacer felices a los demás”. Como si un boxeador (de los que mueren más) dijera lo mismo de sí; o, antes, presumiera de ello un gladiador romano. Tiene tela, como dicen en su tierra. Y todo porque es rico y lo hace sin necesidad económica; como si no motivara a veces más el resumir, el aburrimiento, etc.
Más le hubiera valido a Ostos, con el dinero del que presume, haber ido a un buen psicólogo, que le habría mostraría lo irracional que es darle tan poco valor a su vida como para dedicarse a torturar por placer hasta matar a los que llama irracionales, o su pavonearse ahora así, como para que le llamen el bueno, todo un san Ostos, quizá, pero como mártir. Porque santos ha habido para todos los gustos; pero ser además buen torero, para quien ha recibido 25 cornadas graves, quizá habría que discutirlo.
20210818. La crueldad con los toros promueve otros abusos.
Lo ocurrido en Gijón no ha hecho sino confirmar lo que las encuestas y la mera experiencia han mostrado cada vez más. Baste recordar que tras la muerte de un torero en plaza aumenta el número de público que acude a ese circo romano; público al que sólo ahí se denomina “el honorable”, porque sólo se pregona aquello de que se carece.
El proyecto ya, en marcha, como en tantos otros lugares, de terminar con ese vergonzoso espectáculo, se precipitó tras constatar que en la última corrida se mataron dos toros apellidados “Feminismo” y “Nigeriano”. Esperemos que pronto, como exige la ya vigente ley contra el maltrato animal -de la que esas torturas y muerte de bellos animales constituyen la peor y más irracional excepción todavía- los promotores de esas salvajadas vayan a parar, para bien de todos nosotros, a donde deben estar: a la cárcel.
20120821. No es un error veraniego.
Transcribo de un diario madrileño: “MÁS TAURINOS QUE ABERZALES. Más de 300.000 vascos asistieron a las plazas de la Comunidad el año pasado, mientras que la coalición Bildu obtuvo en la autonomía 276.141 votos en las últimas elecciones municipales”. ¿Es un mero lapsus veraniego ese contar como si fueran personas distintas a los mucho menos numerosos aficionados que van a todas o casi todas las corridas? Como profesional de las Ciencias Sociales, que debo leerlo siempre, puedo testimoniar que es un fenómeno que se repite todo el año en las páginas de un diario que lógicamente –cada cual se enorgullece de lo que carece -se atreve a afirmar siempre, como el gran titular de primera página, ser el periódico que tiene “la razón”, menospreciando hasta ese punto la de sus lectores, para los que esa fue, eso sí, la “noticia” más leída (¡!).