20111212. Acabar con “Despeñaperros”.
Hay que felicitarse de la apertura del nuevo tramo de autovía que permite que Andalucía pueda comunicarse con el resto de España y de Europa con mayor rapidez y seguridad. Por el esfuerzo de muchos, quedan lejos los tiempos en que aquella Sierra Morena la aislaba, en también parte por culpa de bandoleros, contra los que los nuestros reyes crearon poblados habitados por los entonces adictos súbditos suyos alemanes. Hora es ya, pues, de que cambiemos el nombre de su principal vía de acceso, que injustamente perpetúa una inhumana costumbre practicada allí entonces, y que hoy penada por nuestras leyes: “Despeñaperros”.
20111019. Fragistas pro toreo.
Una inglesa telefoneó preguntando cuando podría asistir a la próxima quema de herejes, siendo Fraga Ministro de Información y Turismo. Hoy la pena de muerte está prohibida por la Unión Europea, pero los discípulos de Fraga, muy crecidos por su triunfo en las municipales y el que esperan dentro de pocas semanas, ya hablan de cadena perpetua revisable, y liquidan a los herejes de las instituciones autonómicas, insinuando lo que harán con las estatales en cuando tomen también ese poder. No habrá, pues, que telefonear para enterarse, sino que fomentará el turismo una “España diferente” que se sentirá orgullosa de eliminar toda oposición, amenizando la liquidación –de momento, sólo moral- de sus adversarios con una fiesta de toros, como en los dorados tiempos de la Inquisición.
20111008. Empleos indignos.
Con excusa de la crisis, un parlamentario de Florida ha propuesto volver a permitir el lanzamiento de enanos. A mí, de niño, me llevaron a una “charlotada” torera de enanos en Andalucía. Y hoy todavía permitimos que, como allí, se jueguen la vida queden gravemente heridos, para divertir a algunos sádicos, que llenan más las plazas cuando muere uno de ellos, unos toreros, “porque más cornadas da el hambre”. Claro que nuestra tradición es “artística”, es “cultura”, y más vieja y sangrienta aún que la de esos americanos, cuya paja denunciamos con indignación moral para ocultar la viga que cubre y ciega nuestro propio ojo.
20110708. Ocho desgraciados.
Ocho desgraciados –y más aún, si ni así consideran serlo- han sido trasladados a los hospitales de Pamplona, tras el encierro de hoy. Eso aumenta el turismo… y el desprestigio de un país que fomenta esa barbarie, que nos pone a un nivel inferior a los que llamamos bestias. España sigue siendo diferente, por ser peor, como en tiempo de Fraga, que vuelve a triunfar, así como su partido, por representar tan bien lo que demasiados españoles –y algunos corredores extranjeros, atraídos por ese primitivismo- todavía son.
20110614. Vergüenza de España.
Para vergüenza nuestra, la foto estrella de la exposición más prestigiosa del fotoperiodismo mundial es la imagen sangrante del torero Julio Aparicio, al que le sale por la boca el cuerno de un toro que le ha atravesado la mandíbula. Por si fuera poco, estos mismos días otro toro ha corneado en la boca y arrancado siete dientes al torero Miguel Abellán. Y “la presidenta” Aguirre ha declarado esas “fiestas” salvajes como “bien de interés cultural”, obligándonos a todos a sostenerlas con nuestros impuestos. No pudiendo ser ya la esencia patria el “auto de fe”, se sigue reivindicando los ritos sangrantes que torturan y matan a animales y personas como lo típico de nuestra cultura.
20110530. Otra víctima del “respetable”.
Es difícil encontrar un cúmulo de circunstancias tan incriminatorias como las cometidas por José Ortega Cano, al embestir y matar con su coche al inocente conductor de otro vehículo. Pero sería hipócrita echarle todas las culpas, como chivo expiatorio, a ese matador (también) de toros. Son los que le empujaron innumerables veces a despreciar su propia vida, pagándole para que la expusiera para divertirse ellos, los que finalmente han conseguido que tuviera un comportamiento que ha acabado con la vida, también lógicamente poco valorada ya por él, de otra persona.
Vano es el esfuerzo en contrario de algunos pésimos políticos –alguno de ellos incluso no votado- para que se siga considerando “bien de interés cultural” (¡!) e incluso “fiesta nacional” (¡¡!!) el torturar hasta matar toros. Está hoy probado que –aparte del riesgo que supone para sus perpetradores, los toreros- los aficionados a torturar y matar a animales van camino rápido de aficionarse a maltratar también a sus semejantes, por lo que ese peligroso espectáculo asocial será pronto justamente prohibido. Y aún más cercana es la hora en que ese cada vez menos “respetable” público taurino esté tan mal considerado como el señorón que hasta ayer fumaba orgulloso su cigarro ante subordinados y servidumbre, menospreciando su salud y vida, comportamiento inhumano ya afortunadamente ilegal; como lo será pronto el torturar y matar toros
20110331. Del reino… animal.
Los animales de propiedad pública, máxime cuando son tan escasos, caros y débiles como los cachorros panda, deben ser tratados sólo por los profesionales, pagados para ello. Lamento, pues, esas fotos difundidas por la prensa en las que, como en los tiempos en que los reyes tenían zoológicos privados, se ve a la reina manipulando y sentando en sus rodillas a esos pandas que, como es lógico, respondieron a las caricias de la que no era su madre real con arañazos y mordiscos. En todo caso, no es que haya peligro que acaben con ella, como con el rey Favila, pero no parece que ese gesto desmañado de suplencia maternal vaya a favorecer la imagen real, que así, de manera tan evidente como equivocada, ha querido promocionarse. Aunque, en este período preelectoral, no sería de extrañar que otros políticos influyentes, para afianzar sus puestos, hicieran cola para, a su vez, arañar… votos.
20110713. Su toro más difícil.
Al salir del hospital el torero Alonso Cano ha tenido el valor de emplear la expresión de que él se encuentra “ante su toro más difícil”, después de que haya sido el borracho “matador” –nunca mejor dicho- de un ciudadano, a cuya familia ha dado el pésame, pero no ha tenido la mínima vergüenza – ni torera- de pedir perdón ni citar por su nombre. Y todavía le apoya gente que menosprecia, más aún, goza viendo cómo se pone en peligro la vida ajena, con espectáculos que, -según muestran los estudios psicológicos- fomentan esos sangrientos instintos y ponen en peligro la vida de todos, aun fuera del ruedo, como Alonso Cano acaba trágicamente de darnos tan elocuente como trágico ejemplo.