20100303. África saqueada y deformada.
Se ha difundido en la prensa la foto de una mujer africana, con el labio inferior deformado hasta poder introducir un plato, lo que puede inducir a creer que sus habitantes son salvajes.
En realidad, esa terrible deformación es una desesperada defensa de la libertad, para impedir que los traficantes de esclavos se apoderen de ellas; otras tribus africanas, con el mismo objetivo, estiran los senos hasta poder colgarlos a su espalda.
Una parte importante de la riqueza de Europa y América se forjó con el tráfico de esclavos, y continúa con la explotación de asalariados y el saqueo directo, o mediante Gobiernos de paja, impuestos por las armas o la corrupción. Nosotros somos, pues, los culpables de esas terribles deformaciones. No es extraño, pues, que la mayoría de los países más pobres y “olvidados” del mundo sean africanos. Pero aún resulta demasiado feo recordar todo eso, demasiado duro tomar conciencia de nuestra responsabilidad, y reparar, aunque sea en parte, -como estricta justicia, no como voluntaria generosidad- los daños causados durante siglos a esos pueblos.